Cuando amamos a nuestros perros los consentimos, queremos que estén bien cuidados en todos los sentidos. Por eso los llevamos a la peluquería canina cada cierto tiempo, pero no esperamos que les ocurra lo que, a una joven pareja en Florida con su hermoso, y ahora casi calvo perro samoyedo.
¡Es un perrito hermoso!
Carley de 28 años es una estudiante de doctorado en terapia ocupacional, vive en Florida con su esposo Michael Coca, de la misma edad, quien trabaja como contador fiscal.
La pareja forma una familia muy linda junto a sus tres perros, un hermoso samoyedo blanco de nombre Nanuk de siete años, y dos cachorros llamados Sadie y Mucca.
Si algo caracteriza a Nanuk es su mullida melena blanca que provoca acariciar. ¡Qué ternura de peludo es este animalito!
Pero cierto día, la amorosa humana decidió llevar a su esponjoso Samoyedo a la peluquería para que le dieran un ligero corte. Por alguna razón al peluquero se le pasó un tanto la mano en la afeitada, y le dejó al animalito un pelaje totalmente raso.
Cuando Carley fue a recoger a su mascota se quedó sorprendida con el resultado de la labor realizada en su perrito.
«Cuando fui a recoger a Nanuk de los peluqueros de perros, literalmente dije en voz alta que ese no era mi perro”, comentó la estupefacta mujer.
Era tal el cambio en el animal que ella pasó por su lado sin reconocerlo, y necesitó llamarlo para asegurarse de que era su peludo Nanuk.
«El peluquero me aseguró que era Nanuk e incluso tuve que llamarlo para verificar, pero parecía una raza completamente diferente”, agregó Carley.
El perrito parecía estar muy contento con su corte, porque se paseaba de un lado a otro como presumiendo de su nueva apariencia. El peluquero también estaba orgulloso del trabajo realizado en Nanuk, así que Carley y Michael optaron por reírse y quedarse tranquilos. ¡Y pensar que solo querían cortarle un poco de cabello en los pies y las orejas!
¡Quedó irreconocible!
«No podía dejar de reírme. Recuerdo haberles dicho que le cortaran sus largos pelos en las patas y orejas”, dijo la risueña humana.
A pesar de todo, el frío no afectó al can por el poco pelo que le dejaron, pero sí tuvo que usar protector solar y, en una ocasión una camiseta para tratar de proteger su expuesta piel. El pelaje tardó un año en volverle a crecer correctamente.
Si bien Carley y Michael lo tomaron como algo muy divertido, tendrán más cuidado la próxima vez que le toque retocar a sus consentidas mascotas, y no volverán a la misma peluquería.
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