Es muy lamentable que existan personas que disfruten haciendo daño a un animal inocente; tal como lo hicieron con Miley, una noble perrita que desde muy joven fue usada como cebo para entrenar a otros perros y prepararlos para injustificadas peleas.
Miley nació y fue criada en medio de peleas de perros cerca de Austin, Texas. Desde que nació tuvo una vida llena de dolor y sufrimiento hasta que fue rescatada.
Su boca casi siempre estaba sellada con cinta adhesiva y alrededor de su cuello portaba un collar ajustado de alambra de púas mientras era constantemente atacada.
Durante el mes de julio del 2017 la echaron a la calle con una severa herida en la pata trasera que casi estaba colgando.
En tan solo un año de vida esta pobre perrita había experimentado el dolor y el trauma producto de las mayores crueldades a la que había sido sometida.
Los informes de los veterinarios que la atendieron revelaron detalles desgarradores sobre las marcas que tenía Miley en su débil cuerpo.
El oficial de control de animales que encontró Miley publicó su fotografía en Facebook para pedir ayuda porque en el refugio de la localidad no podían amputarle la pata.
Amanda Holley al ver la foto por primera vez se ofreció a recogerla y llevarla al veterinario al día siguiente.
«Iban a practicar su eutanasia y sin dudarlo me ofrecí a recogerla”.
Otra mujer inició una recaudación de fondos para cubrir los gastos médicos.
Amanda recogió a Miley el mismo día, y por primera vez en su vida estaba a salvo.
Ella ni siquiera miraba a los ojos y solo miraba fijamente por un costado de su cara».
Indudablemente que esta perrita estaba muy traumatizada.
«Salí y le compré un erizo de peluche, después que se lo di ella me miró como si hubiese hecho el mayor acto de bondad”.
Desde ese instante Miley hizo contacto visual con Amanda y comenzó a tomar los medicamentos de su mano.
«Ella cambió mi vida en cuestión de horas».
Gracias a las generosas donaciones la cirugía de Miley fue posible en un par de días.
«Mi intención no era quedármela, solo ser parte de la cadena de personas que se unieron para salvarle la vida. Pero me ofrecí para ayudarla en su crianza de ser necesario”.
Ese momento llegó unos meses más tarde cuando Amanda tuvo que mudarse Baltimore, Maryland, y arregló todo para que Miley fuera transportada a Baltimore y estuviera en casa justo a tiempo para Navidad.
En su nueva vida Miley está entusiasmada con casi todo. Le costó un poco descifrar cómo usar los juguetes. Adora la compañía de otros perros y de otras personas.
Ace, el hermano de Miley, también fue un perro rescatado de las calles cuando era tan solo un cachorro. Vivió en un refugio durante más de tres años hasta que Amanda lo adoptó.
Ace le costó un poco acostumbrarse a su hermana porque era muy tímido con otros perros. Sin embargo, Amanda confiaba que la compañía de Miley lo ayudaría a salir de su caparazón y su comportamiento sea el de un perro normal de su edad.
«La actividad preferida de Miley es conocer gente. Ella ha hecho una tonelada de amigos, tanto perros como personas».
En sus caminatas diarias, en tan solo pocos pasos ya está saludando a alguien.
Miley es la Mujer Maravilla en el cuerpo de un perro. Ella es una prueba viviente de que el amor puede salvar al mundo».
A pesar de crecer en un ambiente de maltratos está claro que todo lo que Miley necesitaba era que alguien que se preocupara por ella.
Comparte esta maravillosa historia que afortunadamente tuvo un final feliz.