Sin duda alguna, los perros son unos de los seres más sorprendentes, amigables y cariñosos que pueden formar parte de la vida de un humano y es que nunca dejan de sorprendernos con su comportamiento y habilidades. Desafortunadamente, algunas personas no se dan cuenta de lo especiales que son y deciden abandonarlos a su suerte.
Lamentablemente, esto fue lo que le ocurrió a Woody, un gran pirineo de 5 años de edad, que fue encontrado en las calles de Carolina del Norte. Después de una revisión con el veterinario, se descubrió que el perrito tenía alojada una terrible bacteria en su corazón, entre otros problemas de salud, por lo que fue puesto en la lista de muerte.
Así, Woody pasaba sus días en un refugio local, contemplando las paredes de concreto que le rodeaban y que serían lo último que vería hasta el día de ser sacrificado.
Afortunadamente, el centro LaMancha Animal Rescue escuchó de la situación de Woody y decidió ayudarlo. Sin embargo, había un gran inconveniente, el refugio se encontraba a cientos de kilómetros de distancia en Unionville, Pennsylvania.
Más ángeles se sumarían a la causa del hermoso pirineo y fue entonces cuando Paul Steklenski, veterano del ejército y fundador de Flying Fur Animal Rescue, decidió llevar a Woody en avión hasta Pennsylvania.
En tan sólo 3 años, Steklenski ha transportado a más de 1000 animales de los refugios de matanza sobrepoblados de Carolina del Norte hacia los centros de rescate del noroeste. El veterano fundó su organización después de adoptar a su linda perrita Tessa.
«En ese momento estaba terminando la certificación de aviador y también adoptaba a Tessa, todo se juntó y tuvo sentido. Me di cuenta de que el avión es una forma realmente eficiente de llevar muchos animales, a cientos de kilómetros, en un corto período de tiempo para sacarlos del corredor de la muerte», dijo Steklenski.
Cuando Steklenski llegó al aeropuerto, una mañana a finales de julio, comenzó a construir unas cajas en forma de Tetris para transportar a Woody y otros cuatro perros. Se trataba de una misión difícil, llevar demasiado peso en la parte trasera haría perder el equilibrio de la aeronave y los 38 kilogramos de peso de Woody complicaban las cosas aún más.
Steklenski colocó a Woody entre las cajas y las paredes del avión, asombrosamente, el perro estaba muy contento de que por primera vez en su vida viajaría en avión.
Tan pronto como el avión despegó, fue evidente que Woody no se conformaría con ser un simple pasajero: quería ser el copiloto y nada lo haría cambiar de opinión.
Woody, making his way foward, knowing everything will be ok.
Publiée par Flying Fur Animal Rescue sur Samedi 4 août 2018
«Debido a la carga y al gran tamaño de algunos de los perros, básicamente tuve que hacer un lugar en la parte posterior del avión para que Woody pudiera sentarse libremente. Fue una verdadera sorpresa hacerlo entrar y verlo tan feliz, cuando comenzó a avanzar hasta que estuvimos nariz con nariz», mencionó Steklenski.
Woody apareció detrás del asiento de sus rescatistas, Steklenski y un camarógrafo. En agradecimiento, el hermoso perrito pirineo no pudo dejar de sonreír a los dos hombres que lo habían salvado de la muerte.
«Fue genial, sólo quería estar cerca de nosotros y eso me sorprendió. Aquí está este perro, con todos estos problemas, pero a él no le importa, tan sólo quiere estar al lado de otro ser», dijo Steklenski.
Woody estaba volando sobre las nubes y parecía que no le importaba nada más en el mundo. Su apacible actitud, ayudó a que Steklenski pudiera mantenerse con una actitud positiva frente a las malas condiciones climáticas que dificultaban el vuelo.
Para el pirineo la turbulencia no era algo nuevo, las altas y bajas en su propia vida lo habían entrenado para soportar un poco de aire y baches en el cielo. Admirando la vista, Woody se quedó profundamente dormido.
«Simplemente avanzó, puso sus patas en la silla, se puso nariz con nariz y tomó una pequeña siesta. Se quedó dormido durante el resto del vuelo», mencionó Steklenski.
Después de una semana de tratamiento en LaMancha Animal Rescue, el pelaje de Woody nuevamente es blanco y esponjoso. Gracias a una dieta especial y antibióticos, ha recuperado peso, disfruta correr por las instalaciones del lugar y acurrucarse en su primer sofá verdadero.
Steklenski espera con ansias ir al refugio y ver qué tan lejos ha llegado Woody.
«Los perros son increíbles. Incluso en su peor condición, en su peor forma, siempre estarán felices de verte, pasar el rato y estar contigo. Me sorprende lo resilientes que son los animales», aseveró Steklenski.
Cuando Woody recupere su salud completamente, será puesto en adopción y llenará a una familia de alegría y amor.
«Nosotros no merecemos a los perros, ellos son los mejores», agregó Steklenski.
Lo ocurrido con Woody nos muestra la nobleza de los animales, sin importar qué les suceda, siempre van a estar dispuestos a amar y entregar su corazón nuevamente, sin ninguna condición. Debemos ser mejores seres humanos y corresponder su amor incondicional, ellos no merecen una vida llena de sufrimiento.
¡Comparte esta increíble historia con todos tus amigos y recuerda cuidar de los animales!