Imagínate a muchos perros hacinados en un lugar, encadenados a las barreras que los encierran y vigilados todo el tiempo. Criados para rodearse los unos a los otros hasta que las condiciones los obliguen a pelearse o reproducirse. Desafortunadamente este escenario existe…
En Alabama, Mississippi y Georgia los perros son usados para peleas y recientemente rescataron a varios rodeados de cuerpos de otros perros, que lamentablemente fallecieron.
Los abandonaron porque ya no eran útiles para sus dueños. Como quien compra algo y cuando ya no sirve, lo desecha ¡Son unos desalmados! Tenían parásitos, deficiencias vitamínicas y tengan heridas graves debido a las terribles condiciones en las que vivían. Así lo declaró la Humane Society of the United States (HSUS).
Este no es un caso aislado, las peleas de perros ocurren alrededor de todo el país. La policía de esa localidad inició una investigación hace tres años y después de mucho esfuerzo lograron rescatar a esos perros, con ayuda de ASPCA.
Se convirtió en el caso de “Los 367”, y fue la mayor prueba de que allí se gestaba la segunda operación de perros de pelea más grande de la historia de EEUU.
Después del rescate, todos fueron trasladados a refugios operados por el HSUS y ASPCA, donde comenzaron a ser rehabilitados. Han pasado dos años recibiendo cuidados médicos, comida adecuada, confort e intervención de los expertos. Lo que ocurre es que para muchos el daño psicológico es casi irreparable… después de tantos abusos no es difícil comprender esa lamentable realidad.
Evan es uno de los 367 que ha luchado con su libertad. Se mantiene lo más alejado posible y la cercanía con otros perros lo agita mucho. Sus dientes están dañados, una característica muy común en los perros que son obligados a pelear. Desde que lo rescataron, su familia adoptiva tuvo que llevarlo a que le quitaran los dientes. Las alergias que tenía en la piel están controladas por dieta, baños y medicación.
Primero lo tuvieron en Twin Cities Pet Rescue, luego estuvo con los Maleceks, que a causa de una mudanza lo dejaron con Heather y Charlie. Ellos se ocuparon de él y le dieron mucho amor. Primero tuvo que estar alejado del resto de las mascotas de la casa: un pitbull llamado Emmet y una dachshtund llamada Penélope.
Pero la familia cuenta con mucha alegría, que fue Emmet quien enseñó a Evan a rodearse de otros perros… En tres meses se integró al grupo.
Luego los Maleceks terminaron con la mudanza y ya Evan podía regresar a su hogar. Lo despidieron con una sorpresa muy linda, le regalaron una placa por su mérito de haber superado el miedo a los otros perros y pasaron un hermoso día de campo. Los tres perritos disfrutaron de ese día tan especial. Cuando Evan regresó a casa, ya no tenían que mantenerlo apartado de los demás animales.
Ahora Evan pasa tiempo con ambas familias, decidieron compartir la custodia porque ambos lo quieren demasiado. Los Stephenson ahora tienen a otra pitbull llamada Ivy y se llevaron muy bien desde el principio.
Los Malaceks tienen a una gata llamada Emily que duerme con Evan tranquilamente.
Este chico es la prueba de que los perros que han sido maltratados y sometidos a pelear en contra de su voluntad, no son casos perdidos… Es casi un deber darles la oportunidad de rehabilitarse y llevar una vida plena, ya que es el humano quien les inflige esos terribles sufrimientos.
Afortunadamente no todos son iguales y hay personas bondadosas dispuestas a ayudar. Más adelante todos nos damos cuenta de que son los perros quienes realmente nos ayudan a nosotros. Nos hacen mejores personas.
¡Comparte con tus amigos la historia de Evan, las peleas de perros deben detenerse en todo el mundo!