Cuando pensamos en nuestras mascotas siempre imaginamos a un animalito feliz y juguetón que está esperándonos y agitándonos la cola cuando les hablamos. Sin embargo, existen muchos animales domésticos que no corren con la misma suerte y deben enfrentarse a realidades completamente distintas.
El uso de animales domésticos para propósitos lucrativos, como las peleas de perros clandestinas, es bastante común. Este es un mercado lleno de crueldad y maltrato animal, donde sus dueños están dispuestos a sacrificar todo lo que hace a un animal feliz con el simple fin de ganar dinero.
Liam no sabe si podrá confiar en los humanos de nuevo.
Muchos animales no sobreviven a esta clase de vida a la que son forzados a vivir y los que logran escapar de sus crueles dueños tienen un largo camino de recuperación, si es que logran volver a confiar en los humanos.
Liam era esta clase de perrito, él era utilizado como perro de peleas. Las personas que lo rescataron especulan que él era usado como un concursante señuelo, pues aunque imponente, el perrito siempre ha sido muy noble y nada agresivo.
Su cuerpo estaba lleno de cicatrices por las múltiples peleas.
Una mujer llamada Melanie Pafford, quien trabaja en la fundación Streetdog Fundation, lo encontró viviendo debajo de un basurero, y ella cuenta que cuando lo vio por primera vez su expresión era de vencido, simplemente estaba listo para decir adiós a la vida.
Ella relata que no la miraba y aunque no era agresivo, tampoco sabía cómo reaccionar ante su presencia; los perros en ese tipo de situaciones están listos para rendirse ante la vida. Esta era otra señal de que durante toda su vida, nadie le había demostrado amor al pobre animalito.
Pero la ayuda estaba por llegar…
Por suerte, el perrito fue rescatado por las personas indicadas para afrontar el reto de llenar su vida con cariño y cuidados; después de todo, la fundación Streetdog Fundation se ha encargado antes de salvar la vida de al menos 750 perros.
El primer paso para recuperar a Liam fue llevarlo al veterinario, donde todas las heridas de su cuerpo fueron tratadas y por fin dieron paso a la rehabilitación del perrito, demostrándole que toda su vida estaba a punto de cambiar.
Melanie cuenta que ellos sólo querían hacerlo entender que su vida es valiosa y que de ahora en adelante todo iba a estar bien. Poco a poco fueron notando el progreso en el perrito, mientras sus cicatrices se iban curando y su pelaje volvía a crecer.
Hasta que la cosa más dulce sucedió, llegó el primer amigo de Liam a su vida, pues antes de confiar en cualquier humano de la fundación, él puso toda su confianza en un perrito anaranjado de peluche.
Los dos iban a todos lados.
Melanie lo veía llevar al perro naranja a todos lados; aunque sólo fuera a utilizar el baño, el se llevaba al perrito con él.
Tras un mes de terapia, Liam se veía completamente diferente al perrito que era cuando lo rescataron. Su confianza creció e incluso consiguió a una familia adoptiva.
Sus nuevos dueños van a darle una vida llena de amor y cuidado.
Junto a su familia temporal ha experimentado un mundo completamente diferente, viviendo en una casa por primera vez, jugando en el patio y saliendo de paseo con sus cuidadores. Aunque Liam haya pasado por la peor situación, todo ha quedado atrás y ahora él es puras sonrisas.
¡Te invitamos a compartir esta historia con otras personas para que como Liam le den una segunda oportunidad a la vida, sin importar las adversidades por las que pasemos, y para así poder luchar contra todas las injusticias que aún nos rodean!