El estado de ánimo de los animales se modifica casi como el de los humanos. Es así como son capaces de ponerse felices cuando ven o huelen algo que les trajo felicidad antes o se sienten mejor cuando nosotros demostramos cariño hacia ellos.
Y para ejemplificar este cambio, nada mejor que la historia de Zep, un golden retriever que vive en Australia, que según su dueña, ama dar largos paseos en la playa, hace muchas gracias, recibe 43 abrazos por días y ama a su juguete Quackity, un pato de peluche.
Zep y Quackity.
Zep dormía largas siestas con el pato de peluche.
Zep vive con su familia desde que era un cachorro y es, aseguran, el más feliz y tontorrón de la zona, a pesar de las situaciones difíciles que ha tenido que vivir.
Con sus 10 años, el perro recibió a los 3 el peor de los diagnósticos: cáncer. Desde entonces, ha tenido que afrontar diferentes tratamientos y procedimientos médicos.
El cáncer ha debilitado mucho su sistema inmune, causándole muchas dolencias, ya que se enferma seguido. Por eso debe pasar muchas horas de su vida usando conos que le permitan recuperar sus heridas rápidamente.
Zep tiene que usar el cono muchas veces.
“Tiene que lidiar con mucho en su vida, pobrecito”, cuenta Amber Gerick, la mamá de Zep. “Se enferma muy fácil. La dolencia más común que lo ataca es la dermatitis de perros. Puede estar bien hoy y cubierto de ella mañana”, explica la mujer.
A pesar de ello, aclara:“No se siente muy molesto cuando le colocamos el cono, está algo acostumbrado a tenerlo”.
Sin embargo, su estado de ánimo cambia. Zep siente la debilidad que le genera la enfermedad en su cuerpo y tratan de alegrarlo de todas las maneras posibles.
Zep es un perro alegre, pero a veces tiene que soportar largos tratamientos.
Con el cáncer, los efectos secundarios y las cirugías, Zep ha tenido que soportar mucho y se ha vuelto casi un experto con el cono. No trata de quitárselo como la mayoría de los perros, y aunque no lo adora, a esta altura, sabe cómo manejarlo.
Esta actitud también se debe a que Amber le ha regalado algunos juguetes con los que se entretiene y con los cuales se siente acompañado durante sus días de tratamiento.
Con el cono y los peluches, mejora su salud y el estado de ánimo.
Sin dudas, su preferido es un pato de peluche llamado Quackity, al que Zep adora y que lo acompaña en todo momento. Pero las horas estaban contadas para el peludo amigo amarillo. Y a pesar de que Quackity varias veces pasó por la sala de operaciones, finalmente no tuvo arreglo.
El pato lo acompañaba todo el día y a todos lados.
Y de tanto jugar con él… a veces lo dañaba.
Hasta que un día el daño fue irreparable.
Entonces fue cuando Amber decidió traerle otro peluche que se pareciera a Zep y que lo ayudara a soportar los días en los que tenía que pasar con el cono.
Los juguetes parecen darle ánimo a Zep, por eso es que pensaron que un perrito con un cono lo alegraría y lo haría sentir acompañado. ¡Y no se equivocó!
El peluche lo compró Amber en su Luna de Miel en Disney World, pues es Dug, el amigo del dulce anciano de la película “Up”; pero después de un tiempo que habían regresado del viaje, y con la “muerte” de Quackity, decidió que era una excelente compañero para Zep.
¡El perro está feliz con su nuevo amigo!
“Lo quiero tanto que es ridículo”, asegura sonriendo la mujer. “Me hace reír todos los días y no sé que haría sin él”.
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