Nicki Wyatt-Park tiene un lindo perro labrador llamado Fletcher, y ambos parecían ser los más unidos del mundo hasta que llegó algo que se robó por completo el corazón del lindo Fletcher. Se trataba de un balón de voleibol. Los motivos de un amor tan grande entre Fletcher y el balón no quedan muy claros, pero lo cierto es que ya no volverán a separarse.
Flecther simplemente olvidó todos sus demás juguetes para dedicarse al balón.
Todo comenzó cuando Nicky decidió pasar unos días en casa de uno de sus amigos. Era una propiedad con un jardín bastante grande, así que Fletcher también se divertiría explorando. Fue allí donde el perrito conoció a su inseparable amigo:
“Encontró una vieja pelota de voleibol y me la enseñó muy orgulloso. Pensé que era de mi amigo y que Fletcher se la había dañado”.
Sin embargo, los amigos le aseguraron a Nikcy que el balón no era de ellos, y después de mucho buscar un dueño, asumieron que alguien lo había dejado por allí olvidado. Comenzó una nueva y graciosa etapa en la vida de Fletcher.
La relación empezó el 4 de julio, día en que se celebra la Independencia de Estados Unidos.
Durante toda su estadía en la casa de su amigo, Fletcher se negó por completo a soltar su nuevo juguete. Nicky comenzó a sospechar que tendrían que llevárselo a su casa si ese inesperado nexo continuaba así:
“Perseguía a otros perros mientras sostenía el balón. Nadó con el balón. Descansó con el balón. Terminamos por llevarlo a casa con nosotros”.
Nicky comenzó a llamar al peculiar juguete Volley, ya que todo indicaba a que seguiría formando parte de su familia por un buen tiempo. En efecto, así fue. A donde quiera que vaya el lindo Fletcher, se dirige allá con su querido juguete y no hay nada en el mundo que parezca llamarle la atención tanto como el viejo balón.
El único momento en que Flecter no lo está sosteniendo es cuando come, aunque lo deja a su lado mientras se alimenta.
Nicky asegura que su perro jamás había desarrollado un nexo tan especial con ninguno de sus otros juguetes; así que no podía más que sorprenderse y disfrutar viendo lo mucho que Fletcher lo cuidaba.
La dueña de Fletcher tiene una prometedora carrera musical que apenas empieza a despegar.
A veces lo utiliza para jugar, pero igual es muy receloso con dejar que otros personas lo toquen:
“Le gusta jugar a atraparlo pero de todas formas no le gusta que otra persona sostenga el balón por mucho tiempo”.
El viejo juguete esta algo desinflado y tiene varios agujeros, pero parece ser el alma gemela del gracioso Fletcher. Sin duda, será una amistad muy particular e imposible de olvidar.
Te invitamos a compartir el gracioso amor de este perrito por su balón de voleibol.