Nuestros amigos caninos son seres llenos de sentimientos que saben perfectamente lo que significa amar, especialmente a quienes cuidan de ellos. Realmente la sensibilidad es una de las características de nuestros amigos peludos.
Así como la alegría es una emoción presente en estos nobles animales, la tristeza también se puede apoderar de ellos especialmente cuando son separados de sus dueños.
Este tipo de separación no solo les hace experimentar el dolor por la ausencia de un ser amado, sino la incertidumbre ante el cambio de un hogar a una casa de refugio. Son muchos los amigos peludos que se les hace difícil adaptarse a este cambio tan radical como le sucedió a Río, una mezcla de Golden Retriever.
Desafortunadamente, Río quedó sumergido en la depresión que le causó la muerte repentina de su dueño, con quien vivió durante una década. Cuando fue trasladado al refugio perdió toda la esperanza de vivir.
Sólo estaba sobreviviendo, no tenía ninguna motivación para jugar y compartir y el personal del refugio se dio cuenta inmediatamente de esta situación.
Este perrito no tenía un comportamiento normal. No comía, se mantenía aislado, no se relacionaba con nadie, no respondía a quienes lo llamaban y siempre se ubicaba en una esquina frente a la pared. Estaba entregado a dejarse desfallecer.
Su indiferencia ante la vida tenía una protagonista y era la tristeza de sentirse solo, aunque estuviera acompañado de personas y otros amigos peludos. Los trabajadores del refugio sabían que debían hacer algo y rápido para sacar a Río de ese estado depresivo.
Era el perro más triste que el equipo de rescate había visto, entonces decidieron asignarle un hogar de acogida para que volviera a su estado normal.
Después de muchos intentos sin resultados, el voluntario Ryan Callahan y su esposa estaban listos para el desafío de llevar a Río a su casa.
Esta pareja tenía un perro de acogida y dos perros de la familia, pero decidieron cuidar de Río para brindarle cuidados y atención personalizada.
Ryan trabaja desde su casa y pensaron que lo mejor era darle a Río un cuarto propio y especial en la oficina de Ryan para que se sintiera cómodo. Pasaba todo el día con él y fue posible hacerle seguimiento a la evolución de Río, quien afortunadamente se relajó cada día un poco más.
Poco a poco está superando la depresión y ahora le fascina sentarse en el regazo de Ryan. Su mirada dejó de estar triste y perdida para enfocarse a los ojos de su nuevo dueño.
Su recuperación es muy favorable, mueve la cola constantemente y le encanta salir a caminar por el bosque.
Todos apostamos a la mejoría completa de este amigo peludo para que disfrute la vida en su nuevo hogar. No dejes de compartir la maravillosa recuperación de Río con tus amigos.