Cuando la estructura de un grupo familiar se resquebraja por la desaparición de uno de los miembros, los perros también se ven afectados y echan mucho de menos al que se va. Sobre todo, si se trata de la madre o padre humanos, quienes lo cobijaron durante sus noches de frío y lo cuidaron como a su propio hijo.
Tanto es así, que existen historias tiernas y conmovedoras como esta, sobre perros que recorren largas distancias en busca de su hogar, guiados por su olfato e instinto. Uno de los casos en este sentido es el de Ribero, un perrito que caminó 50 kilómetros, solo para regresar a su antiguo hogar.
Resulta que la madre de esta amorosa mascota sin microchip, convivía con él en la localidad malagueña de Guaro, en España. Sin embargo, desafortunadamente la ancianita falleció y Ribero quedó solo, en la calle, siendo rescatado poco después.
Sin embargo, atravesando carreteras, sorteando los veloces automóviles que amenazaban con arrollarlo y recorriendo escarpados caminos, el animal tardó once largos días en su periplo hasta regresar a su casa. Con la esperanza de volver al nido de su corazón y reencontrar a su ser querido, lo cual fue en vano.
Al fallecer su adorada humana, un joven que veía a Ribero deambular por las adyacencias del lugar, triste y solitario, se condolió de él y comenzó a alimentarlo con un poco de comida. Con la ayuda de varios voluntarios, Ribero pudo ser rescatado y trasladado hasta el Refugio de la Sociedad Protectora de Animales.
Lamentablemente, en este albergue ubicado en la zona de La Virreina de la capital malagueña, la estancia de Ribero duró muy poco, ya que, apenas dos días después de llegar, saltó por encima de una valla de 2 metros y se escapó a ver a su mamá.
“Para sorpresa de todos, el perro apareció once días después en su hogar en Guaro. Había recorrido unos 50 kilómetros, transitando carreteras con mucho tráfico y caminos, hasta llegar al mismo sitio donde lo localizamos por primera vez”, aseveró uno de los rescatistas.
Fue entonces que, la Protectora de Animales tiene pensado dejar que el joven quien se encargó de Ribero en un principio, concretamente durante dos meses ininterrumpidos lo siga haciendo. La idea es que el peludito gane confianza en un ambiente conocido y tan recordado por él.
La presidenta de la entidad, Carmen Manzano, también aprovechó para hacer un exhorto a alguna familia que posea un espacio grande y seguro, con otros perros, si es posible, para integrarlo en la manada y darle un nuevo hogar.
“Como allí está a salvo, el niño que lo estaba cuidando seguirá haciéndolo, para que gane confianza y trate de hacerlo venir voluntariamente, porque está claro que, si no, no se acostumbrará al refugio”, declaró Carmen Manzano.
Con la finalidad de cuidar de este fiel can, el joven se quedará temporalmente con él para integrarlo de poco en poco al refugio, dándole el cariño y la atención que todo perrito merece. Mientras se encuentre un nuevo hogar que le ayude a sanar su corazón de la pérdida de su amada humana.
Comparte esta hermosa historia con tus seres queridos. La persona que quiera ser parte de la familia de Ribero, deberá estar a la altura de su corazón y de su nobleza, debe ser alguien que le dé un nuevo aire que le permita respirar feliz.