Aunque el frío de la nieve y la humedad muchas veces nos hagan querer estar en casa, es inevitable disfrutar de los hermosos paisajes que nos da. Kilómetros de paisajes de un blanco limpio y puro nos incitan a dar un paseo, eso fue lo que decidió hacer un hombre en Bozeman, Montana, con sus mascotas. Todo empezó como un lindo y agradable paseo, aparentemente nada podía salir mal.
Pero cuando de hielo y frío se trata, siempre hay un factor de riesgo.
Finn, su Golden Retriever, era quien más estaba disfrutando del paseo, corría de un lado a otro y se caía por las pequeñas laderas; hasta se distanció un poco de sus padres y sus otros hermanos. Sin embargo, todo estaba bien y le permitieron jugar y divertirse entra la nieve como más se sintiera a gusto.
Hasta que llegó la hora de regresar a casa.
Finn estaba jugando del otro lado del lago y su padre le hizo el llamado que indicaba que debía volver junto a él, ya que volverían a casa. Él, obedientemente atendió al llamado, pero tomando una decisión equivocada para reunirse con su familia.
En lugar de bordear el lago, él decidió atravesarlo y comenzó el caos.
Cuando Finn comenzó a correr a través del hielo sin que nadie lo pudiera detener, pasó por una zona delgada y quebradiza, que terminó rompiéndose. Como resultado, Finn cayó en el agua helada sin poder subir nuevamente a la placa de hielo, que se había vuelto aún más débil y resbaladiza.
Su familia inmediatamente llamó al 911 y en cuestión de minutos los bomberos llegaron para hacer el rescate.
Uno de ellos se puso un traje especial para aguas con temperaturas tan bajas como las del lugar, mientras que sus compañeros lo ataron con un arnés y varias cuerdas para que comenzara a gatear por el hielo.
Cuando faltaban pocos metros para que el bombero se reuniera con Finn, el hielo volvió a romperse.
El rescatista cayó al agua, pero gracias a su entrenamiento y a la protección del traje, logró salir nuevamente a la superficie y gatear el pequeño tramo que le faltaba para finalmente reunirse con el asustado perrito.
Pero justo en el momento en el que lo tomó entre sus manos, el hielo volvió a quebrarse.
Después de varios segundos en los que el bombero logró calmar a Finn y mantenerse a flote, pudo elevarlo y ponerlo sobre el hielo. En esta ocasión, Finn caminó cautelosamente quizás por el frió o quizás por temor; comenzaron a llamarlo y logró llegar a tierra firme.
El resto de los bomberos terminaron de arrastrar a su compañero con las cuerdas hasta que también estuvo en la orilla.
Finn pudo volver a su casa y descansar envuelto en mantas que lo ayudaron a conservar el calor, afortunadamente sin nada que lamentar. Al día siguiente estuvo listo y recuperado para visitar a los bomberos en señal de agradecimiento. Sin embargo, una vez más aprovechamos el momento para recordarles a todas las personas que deben tomar precauciones al pasear cerca de ríos y lagos congelados, especialmente con las mascotas y los niños.
Comparte la historia de Finn como ejemplo de lo cuidadosos que debemos ser y elogiemos la labor de los bomberos.