Un hermoso perrito de manchas negras brincó de felicidad al saber que por fin iría a un nuevo hogar. Su nombre es Bic Mac, el can más antiguo de los que vivían en el refugio de McKamey Animal Center en Chattanooga, Tennessee.
Cuando llegó al lugar el perrito era una criatura solitaria.
Aunque los voluntarios no sabían muy bien cómo había sido la antigua vida de Bic, lo que sí tenían seguro era que el perro albergaba en su corazón una gran herida: su familia lo había dejado en el refugio porque iban a mudarse y no podían llevarlo. Ese sentimiento de abandono llevó al can a convertirse en un peludo silencioso.
El perrito nunca se mostró agresivo ni cascarrabias, pero parecía que ninguna actividad lo animaba lo suficiente para salir de su tristeza.
Mientras los demás animales rescatados no paraban de hacer ruido, Bic Mac era el más silencioso y bien portado.
Su buena conducta hubiese sido algo bueno, pero a los voluntarios solo les causaba preocupación por el hecho de que constituía un claro síntoma de depresión.
“No estamos realmente seguros de cómo era su entorno de vida antes de venir a nosotros, pero era muy evidente que no confiaba en todos de inmediato”, dijo Lauren Mann, gerente de avance en el refugio.
Solo la comida y estar al aire libre en el patio de juegos hacían que el perrito se moviera o al menos batiera la cola. Pese a no tener ninguna lesión física sus cuidadores también consideraron que pudo haberse topado con algún humano violento en sus días pasados.
Esa quizás fue una de las razones por las cuales el can duró más tiempo de lo esperado antes de encontrar a una nueva familia. Su adaptación en el refugio costó un poco y después de eso debía conquistar a sus nuevos humanos.
De esa manera el perrito silencioso fue quedando de lado.
Las personas iban al lugar en busca de cachorros o perritos con carisma que los hiciera conectar de inmediato, pero Bic era bastante introvertido.
Pasaron doscientos sesenta días antes de que el peludo mirara el cielo azul fuera de las paredes del refugio y se encaminara a su nueva vida en un verdadero hogar.
Tras una larga espera Bic Mac por fin fue adoptado, pero curiosamente su mamá humana la había conocido desde el primer momento.
Se trataba de una de las voluntarias del de McKamey Animal Center que, conmovida por la situación y además, enamorada de la ternura del perro, supo ver las grandes cualidades de Big y lo llevó con ella a casa. ¿Acaso pudo existir una mejor opción para este perrito?
La mujer llenó todas sus planillas y formalizó la adopción antes de protagonizar una de las despedidas más tiernas.
Bic Mac fue ovacionado antes de llegar a su otro hogar.
Lo mejor de todo no fue la despedida, sino el cambio tan radical que dio el perrito. Desde el primer día poco quedó de ese Bic Mac temeroso.
“Cuando mi compañera de trabajo lo llevó a un hogar de acogida, dijo que la primera noche durmió como 12 horas seguidas, y realmente se abrió y quería jugar con su otro perro e incluso quería jugar con los gatos”, dijo Mann.
El día de la despedida todos trabajadores se pusieron en fila para decirle adiós al buen chico. Pero además están sorprendidos con el cambio radical que el perrito dio.
“Su nueva mamá se sorprendió de que lo manejara, lo que demuestra que le va mucho mejor, confía más en las personas y no reacciona temerosamente ante los desconocidos.
Estaba listo para irse… realmente no le importaban las golosinas ni las mascotas ni nada. Estaba listo para irse a casa”, dijo Mann.
Este caso es conmovedor, pues no dejamos de pensar en tantos perritos en los refugios cuya tristeza y silencio es producto del abandono que cargan en su corazón. Un panorama que puede cambiar con el solo hecho de encontrar un nuevo hogar.
Por favor no los dejemos solos, sigamos promoviendo la adopción y regalando segunda oportunidades a estos angelitos. Tenemos mucho que aprender de estos seres, no los desplacemos.