Dicen que no es lo mismo quedarse al decir adiós que irse. La espera del ser amado puede volverse una eternidad. Los seres humanos extrañamos desde el alma, pero también los animales lo hacen. Y su sentimiento puede que sea aún más legítimo que el nuestro. Ellos no calculan y no planean su felicidad, solo se entregan a sus emociones.
Por eso, cuando se separan de quienes bien los cuidan, su mirada se nubla de tristeza. Tal como es el caso de un perrito cuyo compañero de vida tuvo que dejarlo durante 10 días y diez noches interminables para él.
El hombre, residente en la localidad de Guarulhos, Sao Paulo, Brasil, tuvo que salir por un viaje de negocios y dejó a su mascota con un amigo, a quien le tenía mucha confianza. Él sabía que su perrito quedaría en manos seguras.
Sin embargo, el canino no se hallaba sin su mejor amigo y cuidador. Para él no existía un mejor lugar para estar que bajo el ala de su querido padre. Estaba nervioso y triste a la vez. Y es que, tal parece que ni él, ni ningún perro, se encuentran preparados para soportar una ausencia tan larga.
Pasados los diez días que parecieron décadas para el amoroso perrito, por fin su cuidador provisional lo llevó con él al aeropuerto para recibir a su padre que llegaba ese día.
Al ver a su amado ser querido salir por la puerta, rumbo al estacionamiento, y como era natural tras tanto esperarlo, el can salió como una saeta y se le abalanzó encima para abrazarlo. Estaba feliz y emocionado de volver a verlo regresar con bien a su hogar. Los perros son seres verdaderamente extraordinarios.
“Ojalá hubiera una manera de hacerles entender a los perritos que uno se va por un tiempo y que no los dejará permanentemente solos, pero, esto no ocurre”, dijo el hombre.
Las imágenes de este tierno reencuentro fueron captadas por el amigo en un video que se volvió viral en varias plataformas digitales. Tal como se puede apreciar, al darse cuenta de que se trata nada menos que de su papá humano quien viene caminando, el canino salta por la ventana a toda velocidad.
Mientras corría, no paraba de ladrar y de mover la cola con una emoción indescriptible, enloquecido. Por su parte, el hombre, también muy aliviado y sonriente de ver bien cuidado a su perrito, lo alzó en sus brazos y lo colmó de bendiciones.
“Mi amigo estuvo viajando durante 10 días. Cuando regresó, y su perro lo vio, saltó desde la ventana del auto para saludar”, dijo el acompañante.
Las mascotas tienen el mismo peso que cualquier otro integrante dentro de una familia. Ellos son fundamentales en ellas, además, son seres sintientes, como nosotros. Por eso, cuando están separados de sus seres queridos por largas temporadas, algunos sufren de mucha ansiedad o de mucha felicidad como este orejudo en el reencuentro.
Comparte esta historia con tus mejores amigos. El hermoso reencuentro ocurrió ya hace tres años, pero, se trata de un ejemplo perfecto de cómo es y debe ser el amor de los perros y de sus humanos entre sí.