El pasado viernes 13 de abril, un perrito náufrago sorprendió a los trabajadores de una plataforma petrolera al encontrarlo nadando a más de 200 kilómetros.
Los nobles hombres no dudaron ni un segundo en brindarle ayuda al desahuciado animal y gracias a una cuerda se las ingeniaron para subirlo a la plataforma.
Tres trabajadores pasaron más de 15 minutos intentando asegurar al can para subirlo a la plataforma antes de que el mar se tornara más violento.
El mundo quedó sorprendido por la historia de este animalito rescatado en el Golfo de Tailandia.
Nadie se explica cómo pudo nadar mar adentro y sobrevivir pero lo importante es que la criaturita logró ser rescatada.
Sólo un par de días compartió el animalito con los trabajadores petroleros antes de ser enviado a la costa.
Este corto tiempo bastó para que Vitisak Payalaw, el hombre que vio por primera vez al perrito entre las olas, se encariñara con él.
Ahora, encantado con el animal, Payalaw ha decidido adoptarlo. El hombre llamó al mestizo de dos añitos, Boonrod, que tailandés significa «superviviente milagroso». Un nombre bastante simbólico y acorde a la historia de la afortunada criaturita.
Actualmente, Boonrod se encuentra en la clínica 2 Talay, de la provincia de Songkhla, al sur de Tailandia. Las fundaciones Smile Dog House y Watch Dog Tailand, han atendido su caso y serán los responsables de tramitar la adopción.
Al ser rescatado, el animalito había perdido mucha agua de su cuerpo y esta semana ha estado en recuperación. Sin embargo, no presentó lesiones ni daños mayores.
Boonrod sólo presentó algunos problemas en su piel, como resultado del tiempo que estuvo expuesto a los rayos solares bajo las condiciones de naufragio.
«Está bastante alegre y ya puede comer», indicó Saratsa Wadi, trabajadora de la clínica veterinaria.
Boonrod junto al Sr. Vitisak Payalaw, en la plataforma petrolera.
Vitisak Payalaw informó que planeaba adoptar a Boonrod, y no tardó en iniciar los trámites para que eso sea una realidad.
Mientras eso sucedía, Boonrod fue el más mimado por sus cuidadores en la clínica veterinaria.
Así que cuando Payalaw tuvo que volver a su casa a fin de mes, no lo hizo solo. Finalmente invitó a Boonrod a pasar el resto de sus días sano, salvo y seco, dentro del patio de su casa, en Khon Kaen, al noreste de Tailandia.
“Sus ojos eran muy tristes. Él nos miraba como diciendo ‘por favor ayúdenme’. Quienquiera que hubiera visto esto, le habría ofrecido su ayuda”, recordó Payalaw.
Este tipo de historias no sólo son sorprendentes sino que nos conmueven, y ayudan a renovar la confianza en la humanidad. Payalaw, junto a sus compañeros, salvó la vida de esta criaturita y, no contento con eso, le dio un techo para siempre. Ahora podrán empezar una historia juntos, y aunque su trabajo se le haga cuesta arriba, su perrito en casa será su mejor recordatorio para asegurarle un plato de comida.
Antes de irte, comparte con tus amigos el hermoso desenlace que ha tenido la historia de Boonrod. Haz posible que su caso anime a más personas a rescatar y adoptar a los animalitos desahuciados.