El perrito de un refugio se robó la atención de todos al ayudar a una niña que sufría un ataque de ansiedad. Ese gesto no solo le valió la admiración del grupo, sino la entrada a una familia definitiva.
Su nombre es Picaso (como el artista pero con una sola -s, a causa de un error tipográfico), una mezcla de sabueso de Plott que llegó en el mes de noviembre al refugio de la Asociación Protectora de Animales de Kanawha-Charleston, pero ya encontró un hogar.
La historia de Picaso es una en un millón.
El perrito fue rescatado de las calles, después de verlo deambulando en Charleston, Virginia Occidental. Un samaritano lo encontró y decidió llevarlo al refugio para que los voluntarios se encargaran de darle una oportunidad.
Pero después de unos meses en el lugar, nadie se interesaba en el perrito. El buen Picaso no encontraba una familia que lo quisiera adoptar.
Desde un principio sus cuidadores notaron la naturaleza amable del can.
Resulta que el perrito es un querendón que no le teme abrazar y dejarse mimar por cualquiera, por lo que en el refugio sospecharon que en algún momento perteneció a una familia.
Picaso en el refugio.
Al menos eso se imaginó Kim Vigneau, una voluntaria del refugio que caminó con Picaso en un desfile local en el que los perros del refugio participan para promover la adopción.
«Cuando lo conocí, inmediatamente me abrazó. Le encanta dar abrazos. Fue muy dulce. Mi objetivo esa noche era lograr que lo adoptaran», dijo Vigneau.
El perrito y la voluntaria caminaban por la calle, rodeados de centenares de personas en las aceras cuando algo inesperado sucedió.
«Estábamos caminando en el centro de la calle. Una niña estaba sentada en la acera. Parecía que estaba molesta. Picaso tomó la iniciativa y me jaló hacia ella.
Puso su cabeza contra la de ella y la apoyó físicamente con su rostro. Entonces la niña sonrió. Me di cuenta por su lenguaje corporal él la estaba ayudando», dijo Vigneau.
La niña era Abby Ellis, de 16 años.
La chica sufre de síndrome de taquicardia ortostática postural (POTS, por sus siglas en inglés), una condición de salud que afecta su flujo sanguíneo y puede causar que se desmaye. La noche del desfile estaba presentando un ataque de ansiedad y a su lado se encontraba su madre Melissa Smoot.
La mujer trataba de ayudar a Ellis cuando Picaso se le abalanzó.
El perrito parecía entender que la joven atravesaba cierta dificultad y quiso ayudarla, antes de que la chica se desmayara.
«Sentí su nariz contra la mía. Empecé a acariciarlo. Me sentía segura. Mi mamá me preguntó su nombre y le dije que era Picaso”, recordó Ellis.
Después de ese episodio, el perrito y su cuidadora volvieron al refugio; mientras que Abby y su madre regresaban a casa. Pero el asunto no quedaría simplemente allí, la señora Smoot se encontraba inmensamente agradecida con Picaso y al día siguiente lo fue a visitar al refugio.
Ellis había estado pidiéndole una mascota y la madre estaba segura de que ese perro del refugio era el indicado.
La señora Smoot se sentía profundamente agradecida con el perrito y recordaba a exactitud la escena.
«La cabeza de Abby estaba sobre sus piernas y se estaba cayendo hacia adelante. Se las arregló para poner su cuerpo debajo de ella y la empujó hacia atrás.
Después ella comenzó a darse la vuelta. Todo lo que podía pensar era que Abby se habría plantado boca abajo en el suelo si ese perro no hubiera estado allí», dijo Smoot.
Cuando Picaso vio a Ellis a las afueras del refugio parece haberla reconocido. La familia Smoot estaba contenta con la reacción y también los trabajadores del lugar, para todos parece que el propio animal había elegido a su familia.
Ellis junto a sus hermanas, el día que se llevaron finalmente al perrito a casa.
Para ellos ese encuentro la noche del desfile fue más que casualidad, ahora todos piensan que Picaso y Ellis estaban destinados a conocerse.
Lo mejor es que el perrito tendrá una familia amorosa para siempre y la chica no volverá a sentirse sola.