Los perritos callejeros pasan mucha necesidad y apenas sobreviven de las migajas de alimento y amor que les pueda dar algún buen samaritano que se cruce en su camino.
Los más afortunados logran encontrar a alguien que los saque definitivamente de las calles, pero esto no siempre ocurre y para un perrito como Spike, acostumbrado a los malos tratos pensar en eso era todo un sueño.
Sin embargo, este peludito callejero vio cómo un simple gesto transformó su vida.
El peludo de raza mestiza no conocía otra cosa que los días en las calles del Caserío Bozarreyes, en Guatemala, y las largas noches debajo del puente Sacatepéquez que había sido su hogar durante años.
Con su ternura y carisma, Spike se supo ganarse el cariño de algunos vecinos en la zona, quienes amorosamente le llevaban siempre un poco de alimento hasta el lugar, pero sus necesidades no eran sólo alimenticias.
El invierno era para él una gran pesadilla hasta que alguien llegó a su rescate
Conmovido por las penurias que debía pasar la criatura, un vecino de gran corazón, Julio Hernández, decidió hacer algo para cambiar la fortuna de Spike y al menos darle un poco de tranquilidad al perrito en los días difíciles.
Este publicista de San Miguel Dueñas, Sacatepéquez, decidió construirle una cómoda casita para que al menos el can tuviese un lugar seguro para cubrirse del agua.
Miguel trabajó arduamente en la construcción del pequeño refugio.
Julio utilizó madera para que la vivienda del perrito fuese lo suficientemente resistente como para cuidarlo de la lluvia y también de las noches de frío.
Además, decidió que la casita tenía que estar cerca del puente, ya que es el lugar en el que Spike ha estado viviendo durante años y todos los vecinos de la zona lo conocen.
Él no quiso hacerla en otro espacio porque después la criatura podría perderse o llegaría tarde a sus encuentros con las personas de buen corazón que se dedican a alimentarlo.
Así de linda quedó la humilde casita de Spike.
El Sr. Hernández tiene realmente un gran corazón. En el año 2015, Julio encontró a una perrita arrollada y decidió auxiliarla. Él la llevó al veterinario y después a su casa para que se recuperara, desde ese instante, su residencia se convirtió en un verdadero refugio de animales.
Esa era la principal razón por la cual Julio no pudo llevarse a Spike a su casa, pero quiso construirle con sus manos un lugar seguro para pasar la noche.
Por fortuna, el hermoso gesto de este hombre tuvo una recompensa mayor.
Después de que su buen acto se viralizara en las redes, una familia se interesó en Spike y se ofreció a brindarle el hogar que realmente necesita. Julio Hernández sirvió de mediador para unir al perrito con unos dueños responsables que ahora velan por él.
Los días de tristeza quedaron atrás y el pequeño gesto de este hombre desató una cadena de generosidad que impactó definitivamente la vida de Spike, comparte este gesto tan inspirador.