Un animal que es vejado, humillado y tratado con indiferencia, desarrolla comportamientos que son producto del infierno en el que viven.
Si bien necesitan de alguien que les brinde protección y cariño, las secuelas de su pasado y su presente los vuelve desconfiados. Sin paciencia, es imposible rehabilitarlos.
Comfy sufrió la furia irracional de alguien que lo dejó tirado.
A pesar de que era un vulnerable paralítico, se encontraba atado de patas.
La escena triste y, lamentablemente tan repetitiva tuvo lugar en la India. El perrito, inmóvil como estaba, sufría muchísimo y rogaba que alguien se interesara por él y lo ayudara.
Por fortuna, la organización india Animal Aid Unlimited, se hizo eco de la situación del animal y se presentó en el sitio.
Cuando los voluntarios se acercaron, el peludo, lleno de pánico los rechazó con los ladridos que su energía cada vez más escasa le permitían.
Además de su problema en la columna, estaba famélico, desnutrido y muy deprimido. Era natural que no confiase demasiado en aquella gente, después de sus recuerdos de un pasado y una vida indigna.
No obstante, gracias a la experiencia en estos casos de salvamento de mascotas, a la enorme paciencia, esfuerzo y entrega a su labor del personal de voluntarios de Animal Aid Unlimited, Comfy finalmente cedería y encontraría un segundo aire para volver a ponerse de pie y caminar.
“No sabemos qué, quién o quiénes pudieron ser el o los autores de las lesiones del perrito. Su columna vertebral estaba herida; no podía pararse. Sus piernas estaban flácidas e inútiles, y alguien las había atado; no sabemos por qué”, dijeron desde la organización de rescate.
Y así, fue trasladado para que pudiera recibir los cuidados médicos urgentes que tanto requería. Era increíble observar cómo Comfy, a pesar del dolor se mostraba tranquilo, sabiéndose en buenas manos y preparado para ser evaluado y diagnosticado a cabalidad por el grupo de veterinarios.
“Al principio, rígido por el dolor, soportó con valentía su evaluación inicial, pero comió con tanto entusiasmo y placer que, por eso lo bautizamos como Comfy. En poco tiempo pasó de ser un perrito tímido a uno muy confiado y amoroso con la gente”, añadió un portavoz de Animal Aid Unlimited India.».
Aunque, tal parece que le colocaron el nombre demasiado pronto, ya que de repente dejó bien claro que no quería que lo tocaran y volvió a gruñir.
Mantuvo su actitud huraña por un tiempo hasta que, con perseverancia y mucha paciencia, los voluntarios se fueron ganando la confianza del perrito y, finalmente lograron aplicarle su fisioterapia.
El tiempo que tuvo que transcurrir entre una cosa y la otra valió la pena, ya que, en menos de medio año, el otrora perrito abatido ha logrado volver a caminar y su corazón ha encontrado alegría para vivir.
Está en las mejores manos hasta que pueda encontrar un nuevo hogar permanente.
Comparte esta historia con tus amigos. Una vez más, rindamos honor a quien honor merece. Aplaudimos a estos hombres y mujeres dedicados a la encomiable labor de salvar vidas inocentes.