El perrito que llegó en patera junto a su dueño inmigrante y enamoró a un policía

Un perrito que llegó en patera a Cádiz, España, como un refugiado más, junto a su dueño, terminó enamorando a un inspector de policía y su emocionante historia ha tocado el corazón de millones.

Fue hace dos semanas cuando el animalito había arribado a Puerto América, a bordo de la embarcación de Salvamento Marítimo, después de que rescataran a 26 personas que iban a bordo de una patera frente a la costa de Cádiz. Una de esas personas era el dueño de Res, como llamaron al peludito (por haber sido rescatado).

El perrito Res llegó en patera y su historia partió el corazón de un inspector de policía

perrito

Fernando Galindo García es inspector de la Policía Nacional, en la Comisaría Provincial de Cádiz. Se encarga de coordinar los servicios nocturnos, y a él le correspondió recibir y trasladar a los 26 migrantes, sin imaginar que entre ellos estaría un adorable perrito. 

“Les dije que dejaran a la persona que tenía el perro el último en desembarcar para ganar tiempo en las gestiones y ver qué hacíamos con él”, cuenta Galindo.

Era la primera vez que se encontraba con una situación así, y aunque hay protocolos para estos casos, no eran para nada lo que él deseaba para ese perrito.

“Nos entregó el perro con una inmensa pena, es que imagínate su trauma… A lo mejor es lo último o lo único que tiene de su familia, es muy duro, solo hay que ponerse en su lugar”, agregó el inspector.

Al dueño, al igual que al resto de migrantes que iban en la patera, lo trasladaron esa misma madrugada al Centro de Atención Temporal a Extranjeros, CATE. Y ya que allí no pueden entrar animales, al inspector no le quedó otra opción que quedarse él a cargo del peludito.

Mientras el policía hacía todas las gestiones posibles, se enamoró por completo del perro

Cuando le tomó fotos y se las mandó a su mujer, él comenta que le dijo: «Tiene una energía inmensa, es adorable, no puedes dejarlo solito allí». Así que ahí inició una verdadera historia de amor entre el policía y el perro, digna de una película.

Después de darle comida y bebida, y quedarse dormidito en sus brazos, a la mañana siguiente, Galindo llevó a Res al veterinario. Él le dijo que el perrito era mestizo, cruce con American Standford, de unos tres meses y medio, y que estaba sano.

“Le pedí las vacunas, el chip y todo lo necesario”, cuenta el policía.

Todo parecía ir de maravilla, hasta que lo contactó su jefe para pedirle cuentas por su actuar con el perro. “¿Galindo, tú te has llevado un perro? Sanidad lo está buscando”, le dijo.

Desde la Junta de Andalucía le explicaron que los animales de África, según el protocolo europeo, tienen que hacer cuarentena y luego deben ser sacrificados obligatoriamente porque en ese continente todavía no se ha erradicado la rabia.

A Galindo se le paralizó el corazón, no podía creer que ese fuera el destino para ese perrito y para cualquier otro, cuyo único crimen fuera ser compañeros de viaje de sus dueños que buscan una vida mejor.

Afortunadamente, tras hacer de todo para darle una solución a la acogida al perro, le permitieron que Res pudiera hacer la cuarentena en su casa. Y después de luchar con uñas y dientes contra la muerte segura que le esperaba, logró detener la eutanasia para el perrito al que ya amaba demasiado.

“Eso jamás lo hubiera permitido aunque hubiese tenido que llamar al propio Rey”, dijo convencido, Galindo.

Y finalmente, el pasado viernes, desde la la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta, aceptaron su petición de hacerse cargo de Res, porque sencillamente se había “enamorado” de él.

Eso sí, Galindo tuvo que firmar una declaración responsable de tenencia y observación en domicilio, por ser un perro “procedente de una zona endémica de rabia”. Además, debe sacarlo a pasear siempre con bozal y correa, sin interactuar con otros animales, ni con otras personas, y jamás fuera de Cádiz.

Y si aparecieran síntomas de la rabia, estaría obligado a aceptar la eutanasia de Res. Por último, no podrá ceder el animal hasta que haya pasado el período de seis meses de aislamiento.

Pero la historia de Res no termina ahí. Resulta que después de que sus fotos se difundieran en las redes, una vecina del dueño del perro, llamada Halima, lo reconoció y se puso en contacto con el policía para agradecerle todo lo que había hecho por la mascota de su amigo.

La mujer reveló que el dueño es un joven de nombre Yassin, natural de Laâyoune, en Sahara Occidental, donde era su vecino. Halima, que ahora vive en Málaga, cuenta que Yassin era amante de los perros desde muy pequeño. Así que cuando quiso venirse a Europa, para lo que tuvo que pagar 8.000 euros, no quiso montarse en la patera sin su amado perro, que en realidad se llama Óscar.

«De hecho, lo único que se trajo fueron los papeles del animal, aunque en el transcurso de la travesía de más de 36 horas se mojaron”, dijo Halima.

Resulta que entre esos papeles estaba su cartilla de vacunación, y paradójicamente, ahí constaba la de la rabia.

Yassin se puso en contacto con Halima una vez que llegó a España, y entre lágrimas le contó devastado que le habían arrebatado a su perrito.

«Estaba muy preocupado, no sabía qué había pasado con su perro… Hasta que lo vimos en Internet y supimos que estaba vivo y que lo tenía un policía. Lo ocurrido es digno de una película”, señala Halima.

Fue entonces que Yassin le pidió a Halima que en su nombre le agradeciera profundamente al policía por tanto amor con su perro, ya que ha sido parte de su vida, y por muchos días perdió la esperanza de volverlo a ver con vida.

Pero ahora mismo el joven tiene que centrarse en reconstruir su vida, por lo que realmente desearía que el inspector Galindo se quedé con su perro, aunque no descarta visitarlo de vez en cuando.

El inspector decidió hacer una videollamada con Yassin y Halima, donde le dijo:

“Si lo quieres, te lo entregaré, aunque sea con todo el dolor de mi corazón…”.

Galindo, por su parte, asegura que cuidará de Res con todo el amor, y cuando todo se arregle, y si eso le conviene al perrito, y así lo quiere su dueño, podrá volver a sus brazos, aunque el policía se quede con el corazón roto, pero feliz de haber hecho lo correcto.

Una hermosa historia que no deja de emocionarnos. El mundo necesita más policías así de humanos, sensibles, y que lleguen hasta las últimas consecuencias cuando de proteger a los perritos vulnerables se trata.

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