Las penas o dificultades que pueda presentarnos la vida se superan mucho mejor cuando lo hacemos acompañados. Y qué mejor compañía que un ser amoroso que entienda exactamente el modo en que podamos sentirnos ante las dificultades.
Esta realidad es la que ha hecho de un hombre y un perrito los más grandes amigos pues ambos comparten la misma condición: se encuentran en sillas de ruedas.
El pequeño Bandit llevaba una vida de rechazos hasta que encontró a su alma gemela, Darrel.
El perrito había sido adoptado en cuatro ocasiones pero siempre terminaba de regreso al refugio pues, las familias consideraban que su condición y las atenciones que requería el pequeño eran abrumadoras.
Sin embargo, para Darrel que compartía su misma condición no había ningún trabajo tan difícil que no se pudiera llevar con mucho amor.
Bandit al igual que él estaba en silla de ruedas así que podía entender perfectamente cuales eran las necesidades de este peludito y el generoso hombre estaba dispuesto a satisfacerlas por completo.
Cuando Darrel y su esposa Sue Riderlo vieron a la criatura por primera vez en la página de Facebook de Gwinnett Jail Dogs Program se enamoraron de inmediato.
Ellos sabían perfectamente lo que significaba lidiar con una silla de ruedas y esa no era justificación para negarle a la peludo recibir el amor de una verdadera familia.
Para Darrel no había mucho qué pensar, su corazón le gritaba que hiciera lo correcto y decidió contactar al refugio en Georgia para conocer y adoptar al perrito.
“La parte más intrigante de Bandit es que él y yo compartimos el mismo tipo de parálisis y usamos una silla de ruedas para desplazarnos. Debido a que Sue y yo sabemos lo que es vivir en una silla de ruedas, sabíamos lo que se necesitaba para Bandit. También sentimos una conexión mucho más profunda”, escribió el orgulloso Darrel.
Los trámites de adopción duraron casi un mes, así que la familia aprovechó ese tiempo para condicionarla casa.
Pese a que todos estaban felices de que Bandit por fin había dado con la familia correcta, muchos en el refugio extrañaron su presencia en el lugar.
“Él significó tanto para todos nosotros en el centro de detención que ahora es muy extraño entrar a la unidad y no verlo corriendo hacia usted. Se echa de menos su corteza áspera y esa sonrisa que siempre parecía tener en su rostro peludo”, dijo una voluntaria del refugio, Lori Cronin.
Este amiguito tuvo que pasar por penosos episodios de rechazo y abandono pero ahora todo ha valido la pena. Bandit se acostumbró rápidamente a su nuevo hogar y disfruta mucho de la compañía de su papá que se ha convertido en su gran amigo y protector.
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