Todos los que hemos tenido un perro en casa, sabemos lo traviesos que pueden ser, les gusta robarse las cosas que dejamos tiradas y masticar todo lo que les parezca interesante, si es posible comérselo. Sin embargo, una familia vivió algo inesperado con su perro después de tener a su bebé. Los padres de Dovey, en Oklahoma, tuvieron que ir al veterinario después de notar que su perro estaba tosiendo con frecuencia, incluso llegando a vomitar y sus heces no eran normales.
Además, había un gran misterio en casa, los chupetes de los biberones del bebé estaban desapareciendo sin explicación.
La abuela dijo que en una ocasión vio al Shar Pei llevarse un chupete del mostrador. Al escuchar esto, el padre fue inmediatamente a llevarlo a un especialista para que le hicieran una radiografía. En medio de la evaluación el vomitó, nada más y nada menos que un chupete. Esto encendió las alarmas de todos y obtuvieron rápidamente los resultados.
La sorpresa fue que en la radiografía podían verse unos siete o nueve chupetes más.
Fue llevado al Gentle Care Animal Hospital in Edmond, donde la Dra. Chris Rispoli, decidió someterlo inmediatamente a una cirugía. Los chupetes eran muy grandes como para terminar de pasar por todo el tubo gastrointestinal. Comenzaron la intervención y mientras la familia Rogers esperaba un poco nerviosa, la Dra. Rispoli estaba teniendo la cirugía más interesante de su vida.
“Ni mi equipo, ni yo habíamos tenido una cirugía tan emocionante anteriormente”, expresó la especialista.
Pues, al llegar al estómago de Dovey se encontraron con una gran sorpresa, no habían ni siete, ni nueve chupetes, habían muchos más. La Dra sacó uno a uno hasta llegar a la suma total de 21 chupetes de goma en el estómago de este travieso perrito.
Nadie lo podía creer, pero ahí estaba la evidencia sobre la mesa de cirugías.
Afortunadamente, Dovey no había empezado a sufrir consecuencias grandes de sus travesuras y el descuido de sus padres. Esto sin duda alguna estaba a punto de causarle una obstrucción que le podía causar la muerte. De hecho, es un milagro que no se haya obstruido mucho antes.
Es un perrito con mucha suerte.
Ahora, Dovey se encuentra recuperándose en casa y sabemos que sus padres estarán mucho más atentos de donde dejan los chupetes del bebé. Además, esperamos que Dovey haya aprendido la lección y no tenga deseos de acercarse nunca más a ellos. De cualquier manera, la Dra. Rispoli aprovecha la oportunidad para recordarle a los dueños de perros que no importa la edad y el objeto, ellos siempre sentirán curiosidad y querrán comerlo, reitera que todos los que tengan un perro bajo su cuidado deben estar atentos.
Comparte la historia de Dovey y el misterio de los chupetes desaparecidos en la casa de la familia Rogers.