Cuando atravesamos momentos difíciles no hay nada mejor que el apoyo y cariño de un ser querido para lograr hacerlo todo más sencillo y la conmovedora historia de dos hermanas pit bulls es uno de los mejores ejemplos. Ella y Ria habían sido rescatadas de un refugio. Eran dos perritas muy especiales, pero se necesitaba con urgencia conseguirles un hogar temporal, ya que sufrían una dura condición en su piel.
En el refugio las dos perritas estaban a punto de ser sacrificadas.
Las perritas tenían un severo caso de sarna, los ácaros atacaban su piel y el avanzado estado de esta enfermedad hacía que se encontraran cada vez más débiles y tristes.
Casey Alves había adoptado a un gato, así que no podía imaginar que pronto dos perritas pit bull también se estarían sumando a su familia, pero cuando supo sobre la dura situación que enfrentaban, sabía que tenía que hacer algo para ayudarlas.
Casey vive en el pequeño poblado de Brunswick en Maine, Estados Unidos.
Casey supo de las perritas gracias a una amiga que trabaja en la organización que la rescató. En el mensaje le explicó que era muy importante encontrar un lugar en el que las dos perritas lograran permanecer juntas.
“Tenemos estas dos cachorras de pit bull, son hermanas. Están buscando un hogar y lo ideal sería que pudieran mantenerse juntas”.
Casey no estaba segura, pero cuando supo de la gravedad de su problema en la piel sabía que eran la familia indicada para ellas. Lo primero que pensaron fue que sería su hogar temporal. Querían al menos ayudarlas a lograr recuperar sus fuerzas.
“Eran demasiado pequeñas y habían perdido mucho pelaje. Ria casi lucía como una viejita. Necesitaban más masa muscular”.
Pero lo que más los sorprendió cuando las conocieron fue la increíble conexión y el profundo amor que estas dos perritas se tenían. Eran verdaderamente inseparables. Cuando se animaron a explorar la casa lo hicieron sin alejarse nunca la una de la otra, y cuando tenían mucho miedo se acurrucucaban.
El esposo de Casey es un veterinario del ejército y siempre había querido tener perros.
Su estado de salud fue muy duro para ellas, pero parecía que todo lograban sobrepasarlo gracias al constante amor y apoyo que se daban mutuamente. Cuando lograron recuperarse, un hermoso pelaje les creció y parecían otras perritas. Eran verdaderamente hermosas.
Las dos perritas tenían solo cinco meses cuando fueron adoptadas.
Ahora, Casey decidió quedarse con ellas definitivamente. Las dulces hermanas también se llevan de maravilla con el gato y a veces lo buscan para acurrucarse con él, pero él solo las acompaña por algunos minutos.
“Son nuestra familia ahora”.
La conmovedora historia de estas lindas hermanas nos recuerda lo importante que puede ser darle una oportunidad a todos los perritos, incluso a aquellos que sufren alguna enfermedad.
Te invitamos a compartir esta linda historia con la asombrosa transformación de estas dos perritas.