Hay historias que son un verdadero milagro de amor, y la de la perrita Bunny es una de ellas.
Bunny es una perrita pitbull que fue diagnosticada con tétanos, una enfermedad que puede llegar a ser mortal, después de que su dueño tuvo que dejarla en el veterinario en medio de la pandemia de COVID-19.
Afortunadamente, Ali Thompson una amante de los perros de inmediato se enamoró de la pequeña pitbull y a pesar de su grave pronóstico decidió hacer todo lo posible por ayudarla a superar la enfermedad.
La perrita estaba rígida como una tabla, su condición era muy grave
Bunny estaba completamente paralizada, no podía mover ninguna parte de su cuerpo más allá de su hocico y sus ojos. Necesitaba atención especializada y muchas horas de rehabilitación. Literalmente parecía una estatua.
“Su boca estaba cerrada con fuerza. No pude hacer que se moviera, sus orejas pegadas tan arriba y atrás que parecía un terrible estiramiento facial”.
Bunny tenía sus patas totalmente rígidas y extendidas. Su ritmo cardíaco era muy alto, tenía una mirada de miedo y confusión.
“Los técnicos colocaron un catéter intravenoso y rápidamente administré la dosis más alta de un relajante muscular en un cachorro de 13 semanas que he administrado hasta ese momento”.
Ali llamó a su dueña para darle la noticia telefónicamente a causa del COVID-19.
“Posiblemente podría vivir, pero le tomaría mucho tiempo y dinero, incluso tiene un 50 – 70% de posibilidades de que no sobreviva”.
Su dueño no tuvo más remedio que dejarla, pero algo muy adentro de Ali le decía que no podía ponerla a dormir para siempre.
Ali llamó nuevamente al dueño de Bunny y le preguntó si renunciaba a ella y le permitía intentar salvarla, a lo que respondió que era la decisión correcta.
Así que Ali llevó a Bunny a casa, en donde con ayuda de su esposo le dio todos los cuidados especiales.
“Esa primera noche fue terrible. Al igual que muchos de los otros días que siguieron.
Convulsionó tan terriblemente que se mordió la lengua y botó espuma en la boca. No pude dormir ni una hora. El nivel de atención de enfermería era brutal”.
En cualquier otro caso, Bunny habría estado en un hospital de atención especializada con una supervisión las 24 horas del día que podría haber superado los 10.000 dólares.
“Creo que llegué al punto más bajo el quinto día. Me preguntaba si había tomado la decisión correcta. Recé mucho todos los días”.
La toxina del tétanos se une a las neuronas inhibitorias, por lo que cualquier estimulación, incluso el sonido más pequeño o la tenue luz pueden provocar que el cuerpo sufra horribles convulsiones. Por eso Ali mantuvo las luces apagadas y cubría su rostro para dormir.
La alimentaba con jeringas, cambiaba los medicamentos intravenosos, le daba baños calientes y la llevaba a disfrutar del pasto.
Ali reveló que la primera señal de esperanza fue cuando Bunny respondió a una de las caricias meneando tímidamente su cola.
Después de eso, comenzó a mover la cabeza y el cuello.
El proceso fue lento y difícil, pero llegó el día en que Bunny se levantó y corrió hacia Ali, quien no pudo contener la emoción.
Ahora es una perrita muy feliz que fue adoptada oficialmente por sus salvadores, quienes después de vivir todo lo que pasaron junto a ella, simplemente no pudieron dejarla ir.
Bunny soportó más de lo que la mayoría de los demás podían soportar.
La valentía de esta especial perrita se ganó la admiración de todos, valió la pena todo el esfuerzo para ayudarla a recuperarse y a disfrutar de la vida que merece.
Finalmente ella disfruta de una buena calidad de vida rodeada del amor de quienes se preocupan por su bienestar y están dispuestos a cualquier cosa por verla feliz.