Abby fue una de esas perritas que no tuvo la suerte de nacer un hogar lleno de amor. Sus dueños decidieron entregarla en una caja cuando solo tenía unos días de nacida solo por lucir diferente.
La perrita estaba cubierta de ampollas y grandes laceraciones donde se le veía su piel cruda, lo que hacía que su pequeño cuerpo luciera más frágil. Abby necesitaba desesperadamente atención médica, de lo contrario era posible que no sobreviviera por mucho tiempo.
Abby tenía ocho semanas cuando la abandonaron en el refugio.
A pesar de ser tan pequeña, la perrita demostró ser toda una guerrera. Los primeros días estuvo bajo el cuidado de Love and Rescue, la increíble organización que veló por su salud y luchó por salvarle la vida.
Aunque gran parte de su cuerpo estaba muy lastimado, Abby no dejaba de mover su colita de un lado para otro cada vez que escuchaba su nombre, era la forma más tierna de agradecer todo lo que estaban haciendo por ella.
Le realizaron baños medicinales para agilizar el tratamiento.
La recuperación de Abby fue bastante lenta, Dina fue la amable mujer que la ayudó en este largo proceso, comenta que las dos primeras semanas la dulce perrita no reveló ningún cambio, incluso sus ampollas estaban empeorando y duplicando, esto hizo que la preocupación aumentara por parte de su fiel cuidadora.
El veterinario realizó varias pruebas pero no lograba tener un diagnóstico definitivo.
Su salud era tan delicada que cosas tan sencillas como meterse a la perrera resultaba todo un reto. En esa etapa Abby no podía recibir una caricia de consuelo, ser tocada solo le ocasionaba más dolor.
Tras días de incertidumbre el veterinario logró tener un diagnóstico que permitió tratar directamente las heridas de su piel.
Abby logró encontrar para siempre una verdadera familia.
La pequeña perrita solo necesitaba el tratamiento indicado, después de ser diagnosticada mejoró drásticamente.
Su estado de ánimo cambió al cien por ciento, lo que permitió que todos conocieran su conducta traviesa y juguetona. También comenzó a comer mucho más y a compartir con sus otros hermanos peluditos.
Abby tenía una mirada triste pero tras conocer el verdadero amor su conducta cambió.
Abby se convirtió en una perrita extrovertida, aprendió varias rutinas de ejercicio y desarrolló diferentes habilidades que conquistó aún más el corazón de su madre adoptiva.
Ahora es una perrita adulta con una sonrisa única, da la impresión que estuviera sonriendo constantemente. Debido a su fuerte problema de piel le quedaron algunas cicatrices que impidieron que su vello creciera en determinadas zonas.
Dina la describe como una pequeña “Gremlin”.
Ni para Abby ni para su nueva familia esto fue un impedimento para ser felices, aceptaron que es una perrita completamente diferente y la aman con todas sus cicatrices.
Estamos muy agradecidos con todo el personal del refugio y su nueva familia por darle la oportunidad a Abby de conocer que los buenos somos más.
Organizaciones como Love and Rescue hacen un increíble trabajo por salvar a los perritos más vulnerables. Anímate a donar a este tipo de organizaciones o a tu centro de rescate local para ayudar a cambiarle la vida algún peludito.