Nuestras mascotas tienen personalidades tan variadas como humanos hay en el mundo. Por eso la mamá de una perrita ha quedado decepcionada al ver que su canina no estaba dispuesta a integrarse a los demás compañeritos, después de que la llevara a una guardería canina para que hiciera nuevas amistades.
Su nombre es Pogo y está demostrándole al mundo ser una perrita bastante orgullosa, capaz de comportarse como un humano malhumorado si así lo quiere.
Esta perrita es muy diferente a las demás.
En los últimos años los empresarios han entendido que los perros también necesitan lugares para distraerse y que sus dueños están dispuestos a pagar por toda clase de diversión. Es por esa razón que se han creado locales en el que las mascotas son totalmente bienvenidas.
Ese es el caso de un bar para perros ubicado en West Street en el centro de Raleigh (Carolina del Norte-Estados Unidos), en el que las personas van con su mascotas a socializar.
Sin embargo, los dueños recibieron la visita de una perrita bastante particular.
Esa es la querida Pogo, una mezcla de bulldog y boxeador de 4 años que a diferencia de su familia prefiere quedarse en casa antes que salir a este tipo de bares o guarderías caninas.
Pero resulta que la perrita suele ser llevada a un bar, aunque con su actitud deja claro que no está lista para entablar contacto con nadie, ni siquiera con los canes más juguetones del local.
Mientras los demás juegan, Pogo se queda en el bar sentada de un modo bastante particular.
En este bar se admiten perros sin correa y por eso suele estar lleno de canes corriendo por todas partes, pero esta perrita solo cruza sus patas y se sienta en una silla donde pueda observar desde lejos a cada uno de los animalitos que estén en el lugar.
Su actitud un poco soberbia y por eso despierta la más grande curiosidad entre los presentes y fotos suyas comenzaron a circular por las redes sociales.
¿Quién no se asombraría al ver esta escena?
Aunque a la canina no le gusta el lugar, Pogo deberá acostumbrarse puesto que su humana es empleada del bar. Grace Wheeler trabaja en West Street y suele llevar a la perrita consigo porque le parece una buena oportunidad para que sociabilice, solo que la peluda no piensa lo mismo.
Cada vez que llega al local, la perrita busca alguna butaca en la cual sentarse como un humano para observar a los clientes del día.
La situación ha causado la curiosidad de los compañeros de trabajo de Grace y de sus propios jefes.
Grace se siente un poco avergonzada por la actitud arrogante de su mascota, pero no por ello deja de amarla.
“Cuando se sube a las sillas, creemos que esa es su forma de intentar que los otros perros sepan que ella cree que es mejor que ellos”, dijo Wheeler.
Al parecer esta actitud no es nueva en la peluda que está acostumbrada a que su madre la lleve a este tipo de lugares en las que hay muchos perritos como ella.
“He trabajado en algunas perreras y ella siempre se ha subido a los taburetes o cualquier cosa que sea para humanos. ¡Ella es nuestra reina más crítica!”, dijo Grace.
Pese a la actitud de Pogo, para la mujer se trata solo de una niña consentida pues reconoce que en casa siempre se hace lo que ella quiera y que suele mimarla mucho.
Pero el rostro de la perrita no cambia ni con todas las atenciones del mundo.
“Le encanta acurrucarse en la cama como un ser humano, sentarse encima de cosas (sillas, la barra, bancos, a veces personas). A ella le gusta viajar en el auto y colgará su codo por la ventana como un humano (lo que parece ser un tema para ella). Ama a las personas más que a los perros”, dijo Wheeler.
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Las imágenes son realmente chistosas y los amantes de los animales entendemos perfectamente la situación que atraviesa esta mujer, pues no siempre nuestras mascotas son tan amables o educadas como nosotros quisiéramos. Lo importante es que Pogo no lastima a nadie con su actitud de reina y que su mamita la ama tal cual es.
Todos los animales son diferentes y debemos aceptarlos así, por eso felicitamos a Grace por toda la paciencia y el amor que le demuestra a su perrita gruñona.