Aunque a la mayoría de los humanos que convivimos con animales ya no nos gusta el ruido que producen los fuegos artificiales, la realidad es que existen y, nos guste o no, mucha gente disfruta con los espectáculos de pirotecnia, sobre todo en las fiestas decembrinas de Nochevieja.
Zumbidos y explosiones de todas las intensidades colmaron el aire del condado de Conwy, al norte del País de Gales durante la celebración de la víspera de Año Nuevo, que, si bien fueron todo un espectáculo de luz y color, también causaron grandes daños a los seres más vulnerables.
La pirotecnia se mantuvo durante toda una noche, lo suficiente para generar pánico y hacer que Amy, un galgo hembra de la localidad, saliera disparada como si de otro cohete más se tratara, desesperada por el ruido ensordecedor de las detonaciones, hasta desparecer sin dejar rastro.
La temerosa Amy abre sus ojitos como una niña asustada, el corazón se le agita y no encuentra dónde meterse cuando comienzan las explosiones, que año con año la dejan muerta de miedo.
Amy es muy sensible a las explosiones
Los humanos de Amy, Joanne y Nick Gardner estuvieron buscando durante más de 30 horas a su adorada mascota ausente, más de un día de preocupación y llanto para esta familia que también cuenta con dos pequeños hijos.
“Ya no sabíamos a dónde acudir, mi esposa y yo estábamos desesperados y los niños no hacen más que llorar por su amada perrita”, aseguró Nick Gardner.
Finalmente, después de tanta zozobra Amy apareció. Fue encontrada tirada en el suelo del patio de una vivienda cercana, adolorida y mostrando claros signos de deshidratación después pasar tantos días sin agua y, lo peor, tenía sus patitas rotas, sus almohadillas estaban desgarradas.
“Fui a trabajar preocupada por la enfermedad, cuando Nick llamó para decir que la habían encontrado me puse a llorar. Llamé a mi madre y ella estaba llorando, todos estaban en la luna, solo quería volver a casa al terminar mi jornada de trabajo y verla”, señaló Joanne
Una vez que el animalito fue llevado a una clínica veterinaria, sus extremidades fueron desinfectadas para, posteriormente ser cubiertas con una venda y hoy, la adorable canina está recuperándose satisfactoriamente en su amado hogar y junto a su hermosa y feliz familia.
Un hecho verdaderamente inexcusable, sin duda. Lo que para unos es placer y diversión, para otros se convierte en tragedia. Por fortuna, esta historia terminó con un final feliz, pero hay que tener en cuenta que estos lamentables sucesos siempre se pueden evitar.
Los animales son muy sensibles al ruido de estos artefactos, pero, además de la empatía que les debemos mostrar a los demás seres vivos, los juegos pirotécnicos contaminan el ambiente por lo que su uso, en todo caso, debiera ser muy restringido.
Evita el uso de este tipo de explosivos. No olvides que esta clase de ruido es aterradora para muchos animales y los puede poner en riesgo de chocar contra una pared, un vidrio, o hacerse daño de algún modo cuando suenan los cohetes y salen huyendo. Comparte esta historia.