Desafortunadamente, muchos perros en los refugios, centros de rescate y quienes son adoptados, en algún momento de sus vidas han experimentado algún tipo de trato injusto por parte de los humanos. Han sentido soledad, miedo y dolor en silencio.
Los tratos injustos se presentan de muchas formas, incluyendo agresión física, negligencia, el destete del cachorro a temprana edad, mantenerlos amarrados o en indignas jaulas de acero, así como cualquier otro tipo de cuidado inapropiado.
Los animales que son víctimas del trato ofensivo y cruel, a menudo son tímidos, desconfiados y deprimidos, un animal particularmente sensible podría esconderse en cualquier esquina, indispuesto a explorar más allá de su territorio.
Harleigh la pequeña chihuahua no sabía lo que era un «cariño»
Harleigh es una chihuahua que se encontraba sumida en la desesperanza, viendo cómo cada día amenazaba con ser el último de su vida, ya que la pequeña estaba siendo vejada descaradamente dentro de una fábrica de cachorros.
Estos sitios proveen animales a las tiendas de mascotas y a los fanáticos de las razas puras, sin la más mínima preocupación por los millones de animales que morirán en los refugios como consecuencia de ello.
Toda su vida Harleigh estuvo confinada a una jaula hecha con alambre, y ningún humano se había tomado el tiempo para acercarse a ella y brindarle un poco de amor. Tenía más de 3 años cuando fue rescatada por el grupo de voluntarios que conforman la National Mill Dog Rescue.
Pero, el rescate de Harleigh era algo delicado, ya que la perrita se encontraba en absoluto estado de shock, encogida y llena de pánico en un rincón de su celda cada vez que alguien intentaba acercarse para sacarla de allí.
Bastó una hora para que ella tomara confianza y se dejara querer como merece
“Ella se encogía en un rincón cada vez que un rescatista se acercaba a ella. Tomó mucho tiempo y esfuerzo, pero, finalmente pudimos llevarla de vuelta a la seguridad del refugio”, dijo uno de los rescatistas.
Al entrar en el refugio, el brillo solar y extraño la abrumó aún más, hecho que dejó al descubierto las profundas heridas emocionales y cicatrices psicológicas presentes en Harleigh, producto de una vida sometida a la soledad y a la miseria impuesta, seguramente, por alguno de los más bajos instintos que acompañan a estas “fábricas de la muerte”.
Ante este hecho, uno de los voluntarios del centro de cuidado animal se encargó de romper el hielo a fuerza de sacrificio y entrega a vencer los miedos de Harleigh, visitándola con amor todos los días, minimizando con cariño sus temores hasta que, un buen día Harleigh se dejó acariciar por primera vez.
“Visitaba su perrera todos los días, esperando que ella viniera. Sin embargo, la perrita me rechazaba y se volvía a acurrucar. Al final, logré ganar su confianza”, comentó el voluntario.
Rehabilitar a una mascota previamente tratada injustamente requiere de mucha paciencia y expectativas reales. Proporcionar un ambiente y protección estable y calmado, libre de miedos, son factores esenciales para desarrollar la confianza y seguridad en una mascota con estas características.
Con los millones de perros y gatos no deseados (incluyendo de raza pura) muriendo cada año en refugios animales, simplemente no hay razón alguna para criar y vender animales para el comercio en tiendas de mascotas.
Sin estas tiendas, el incentivo financiero para las fábricas de cachorros desaparecería y el sufrimiento de estos perros terminaría. No compres a criadores ni a tiendas de mascotas. ¡Adopta! Comparte esta historia con tus familiares, amigos y seres queridos.