La fidelidad de algunos animales no tiene límites y de esa manera lo demostró una perrita enferma de un cáncer terminal que aguantó el tiempo suficiente para ver otra vez a su dueño después de un despliegue militar.
Eric Ralston sirve en la Marina de los Estados Unidos y por ocho meses estuvo desplegado en Guam (Micronesia).
Durante ese tiempo su perrita fue diagnosticada con pocas semanas de vida.
El nombre de esta criatura tan leal es Kermie. La mezcla Lab-Beagle-Chow Chow de 11 años fue llevada a una clínica dental para un chequeo y limpieza y salió diagnosticada con un cáncer.
Jennifer Ralston, esposa del marine, llevó a la peluda a consulta un mes después de que el hombre se deplegara a una nueva misión.
Al parecer la perrita tenía un muy mal aliento bucal y la mujer creyó que necesitaba una limpieza profunda.
Por desgracia la realidad era otra, pues Kermie fue diagnosticada con cáncer bucal o melanoma oral y el pronóstico de vida era de dos a tres meses.
Una noticia lamentable para toda la familia pero especialmente para Eric, quien creyó que no vería nunca más a su mascota con vida.
La noticia rompió el corazón de la mujer que no sabía cómo explicaría el asunto a su esposo
La perrita era para ellos ese primer acercamiento a la paternidad.
«Estábamos devastados, por decir lo menos. Kermie fue nuestra primera hija, y no pensamos que Eric pudiera volver a verla», dijo la Sra. Ralston.
Después del diagnóstico Jennifer se ocupó personalmente del cuidado de la perrita. La mujer le daba su medicina y la alimentaba de la mano para asegurarse de que comiera lo suficiente, pero hubo semanas en las que pensó que Kermie no resistiría y moriría sin despedirse de su humano.
Por suerte, la perrita demostró la gallardía y el amor del cual estaba hecha.
Aunque tuvo varias recaídas, la peluda superó por mucho, el tiempo que le habían pronosticado de vida.
De hecho, hubo una extensión de la misión y la familia pensó que el hombre no llegaría a tiempo, pero el marine logró abrazar a su peluda el día en que volvió a casa en Northglenn, Colorado.
Durante ocho meses el joven se destacó como ayudante del jefe médico del hospital a bordo del USS Frank Cable, estacionado en la isla de Guam.
A través de un vídeo en redes sociales se compartió el reencuentro del padre y la peluda, y este se volvió viral.
Kermie superó el pronóstico y aguantó hasta la llegada de su humano. De hecho, en la grabación se ve a una perrita sumamente feliz y llena de energías.
Nadie presumiría que se trataba de un animalito moribundo sin conocer de antemano su diagnóstico.
La única explicación que tenemos del caso es que la felicidad que sintió la canina en ese momento fue la mejor medicina para recargar sus energías y su corazón.
En la grabación de escasos segundos se ve a la perrita correr desesperada por abrazar a papá sin parar de mover su colita, hasta el punto de lamer también su rostro.
Su felicidad resulta realmente contagiosa, ni la misma familia se explicaba la reacción de Kermie:
“Su regreso [de Eric] fue una especie de píldora mágica para ella. ¡Empezó a comer y beber de nuevo, sin luchar! Al ver el vídeo de regreso a casa, ni siquiera puedes ver las luchas de los meses anteriores”, escribió Jennifer Ralston.
El regreso de Eric fue justo antes de Navidad y esas semanas después la perrita demostró tener mucho ánimo, incluso logró celebrar su cumpleaños número doce en el mes de enero, pero cruzó el arcoíris semanas después.
El cáncer de Kermie había avanzado mucho y en febrero regresó todo su dolor, así que la familia escuchó la recomendación del veterinario y la pusieron a dormir.
La peluda cerró sus ojos en los brazos del hombre que tanto amaba y al que ella resultó leal hasta el último instante.
Desde el cielo esta pequeña nos da una gran lección a todos los seres humanos y nos complace saber que logró abrazar por última vez a papá.