La vida para los perritos callejeros está llena de infortunios donde cada día es un reto para poder sobrevivir. Ellos en silencio padecen la indiferencia de aquellos que los ignoran por completo sin tomar en cuenta que son seres vivos como cualquier otro que solo quieren ser amados.
Dora era una de esas perritas que por mucho tiempo vivió en las calles, si bien su pasado en detalle es incierto, su cuerpo y estado de ánimo evidenciaban la dura realidad que tuvo que enfrentar durante tantos años.
Encontrar comida y refugio cada vez era más difícil para la perrita.
Cansada de padecer y rogar por un gesto de amor que cambiara su vida, decidió rendirse y pasar sus últimos días en un edificio abandonado.
No fue sino que hasta un grupo de trabajadores notó a la solitaria perrita, triste y sin esperanza, que su vida comenzó a cambiar.
Dora parecía sucumbir el su propio mundo lleno de tristeza y soledad.
Dora fue trasladada a un refugio público de pésimas condiciones, donde tuvo que compartir con otros perritos. Sin embargo, todo parecía ajeno a ella y por más que intentaran hacerla parte de otras manadas, ella prefería estar sola. El ruido y el confinamiento de ese «refugio asqueroso», parecían carcomer aún más el espíritu de Dora.
También tenía otros problemas de salud que debían ser atendidos.
Afortunadamente, la organización de rescate How Of A Dog se enteró de su situación y decidieron acogerla. El proceso de recuperación de Dora fue lento, no solo debían sanar sus heridas físicas sino espirituales, esas que estaban carcomiendo su alma.
En el nuevo grupo de rescate lo primero que hicieron fue trasladarla a un centro veterinario, Dora por primera vez en mucho tiempo estaba a salvo pero sus ojos seguían muy tristes.
La perrita se negaba a luchar por su vida.
Los rescatistas comentaron que era uno de los casos más horribles de abuso y negligencia, convirtiendo a Dora en una perrita cerrada que solo quería rendirse, caminaba con la cabeza baja y la cola metida entre las piernas.
Uno de sus rescatista dijo:
“Dora parecía perdida en la desesperanza de su pasado y no se dio cuenta que había sido salvada”.
Todos en la organización tenían el corazón roto al verla tan triste, después de tratar sus heridas físicas fue llevada a un hogar de acogida.
A su nueva madre adoptiva le costó mucho poder ganarse la confianza de Dora, finalmente hizo algunos progresos y logró que interactuara con otro perrito adoptivo.
Se dejó amar y su vida cambió para siempre.
Esto hizo que se sintiera más segura, al compartir con otro perrito y ver que era feliz y amado, Dora comprendió que quizá había esperanza para ella. Los siguientes meses para Dora fueron realmente increíbles.
Disfruta su emotiva transformación y apostemos por cambiarle la vida a los perritos callejeros.
La perrita triste y solitaria que había renunciado a la vida era cosa del pasado, ahora sabía que estaba a salvo y disfrutaba cada minuto al lado de su madre y compañero de juego.
Quien salva a un perrito callejero salva su propia alma.
Su hermosa transformación nos deja en sonrisa permanente, esta perrita es la prueba de que todos los perritos pueden ser felices en el lugar y con las personas correctas.
Que su historia sea un recordatorio que solo las personas pueden brindarle toda la atención y el amor que los perritos en refugios necesitan. Adopta un perrito y cámbiale su vida para siempre. ¡Comparte!