Cada vez que una perrita va a dar a luz, sus familiares esperan con emoción las nuevas crías que le darán mayor alegría a la familia, las nuevas madres se muestran protectoras ante los nuevos peluditos que cambiaran su vida.
Sin embargo, no todos los partos son como se esperan, algunos se complican y el resultado es lamentable. Este fue el destino de Irma, quien necesitó una cesárea de emergencia después que su dueña Johanna se diera cuenta que algo no andaba bien.
Irma es un corgi, esperaba una camada de siete cachorros.
Cuando la madre humana de Irma notó que su perrita estaba colapsando en el parto, rápidamente la llevó al veterinario.
Lamentablemente, los siete cachorritos fallecieron dejando un gran vació a la madre desconsolada, y por supuesto, a toda la familia que esperaban a las crías con gran emoción.
Un nuevo miembro llegó a la familia para intentar animar a Irma.
Irma se estaba preparando para ser madre, pero esta experiencia no la pudo disfrutar, el luto en la pequeña corgi era inconsolable, nada parecía levantarle el ánimo.
Johanna no resistía verla tan triste, sentía que no de hacer algo su amada perrita podía morir desconsolada. Quería que su perrita volviera a correr por la casa y contagiar a todos con su alegría, así que se le ocurrió una gran idea.
El pequeño gatito se mostraba muy revoltoso.
Johanna llevó a casa un pequeño gatito de tan solo dos semanas de nacido. El peludito no tenía una familia y ella estaba dispuesta a darle el hogar amoroso que tanto necesitaba.
Así que se arriesgó en llevar a una especie muy diferente a la de su mascota a casa para intentar romper con los estereotipos de las relaciones entre perros y gatos, e intentar devolver a Irma, un poco de alegría tras la pérdida de sus crías.
El gatito tiene el mismo color marrón y blanco que Irma.
Desde luego que la relación entre Irma y el pequeño felino al principio no fue correspondida. Pero con los días algo mágico sucedió, la dulce pareja comenzó a interactuar y poco a poco fueron creando un fuerte vínculo.
Ahora Irma protege al gatito como si fuera un hijo más, incluso duermen en la misma cama y lo ayuda a dar sus primeros pasos.
Irma se ha portado como una madre adoptiva para el gatito.
Si bien Irma no tuvo la oportunidad de ver crecer a sus crías, la vida le dio una nueva oportunidad de ser una especie de madre para un gatito que tanto lo necesita.
Al final, las diferencias entre estos dos seres parecen unirlos cada día más. Qué bueno que Irma volvió a sonreír, estamos seguros que junto a su “nueva cría” llenarán de alegría toda la casa.
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