Una perrita que se encontraba sola y abandonada en la calle llamaba la atención de todos los que pasaban cerca de ella, ya que tenía su cabeza severamente hinchada y nadie sabía el motivo. Por suerte alguien llamó a la organización Animal Aid Unlimited para reportar al perro y cuando los voluntarios escucharon el caso, no sabían de qué se trataba el problema de la hinchazón.
Fueron inmediatamente hasta el lugar en el que había sido vista por última vez y allí encontraron a la pobre perrita, que más adelante la bautizaron como Pauline. Se tambaleaba al caminar, estaba muy desorientada y mareada. Lo que le causaba la hinchazón en la cabeza claramente le hacía sentir mucho dolor. Era evidente que estaba pasando un mal rato y necesitaba atención médica lo antes posible.
Los rescatistas intentaron ofrecerle algo de comida para ganar su confianza, pero como estaba bajo tanto estrés producido por el dolor físico, le aterraba que la tocasen y se alejaba de ellos. No entendía que estaban allí para salvarla y ayudarla a que el dolor se fuera para siempre. Pobre chica, se encontraba dolorida y aterrada.
Finalmente uno de los rescatistas la llevó con una manta de tela y se la puso encima y antes de que se diera cuenta, ya la tenía en brazos para llevarla directo a la camioneta que la conduciría al refugio donde un veterinario la atendería de inmediato.
Después de que el veterinario la examinara, todos en el refugio entendieron la razón por la cual su cabeza estaba hinchada: tenía una profunda herida en la garganta. Tuvieron que sedarla, limpiarle la herida y ponerle un tratamiento. Después la vendaron esperando que la hinchazón empezara a mejorar y se aliviara así el dolor de la pobre perrita.
«Sabíamos que en cuanto se despertara se sentiría mucho mejor», escribió Animal Aid en una publicación de Facebook. Después de tres días, la hinchazón en su cabeza había bajado significativamente y cuando pasaron cinco semanas de descanso y cuidados intensivos, finalmente la dulce Pauline volvió a la normalidad.
Es otra perrita totalmente distinta, no tiene nada que ver con aquella asustada y desorientada pequeña que encontraron por la calle. Ahora Pauline no tiene miedo de que la toquen, todo lo contrario, le encanta el contacto y el cariño, sobre todo si viene de aquellos que le salvaron la vida Es una suerte que haya encontrado en su camino personas bondadosas dispuestas a todo con tal de proteger a los animales.
Espero de corazón que pronto Pauline tenga una familia con la cual compartir un hogar y que siga recibiendo el amor que tanto merece ¡Te invito a compartir su historia con todos los amantes de los animales!