Por siglos la sociedad se ha encargado de minimizar el dolor que una persona sufre cuando pierde a su mascota. Un perro, gato, ave o cualquier otro animal que hayas hecho parte de tu vida puede partir tu corazón en el momento de cruzar el arcoíris; aunque para muchos se trate de simple debilidad.
Expertos aseguran que la muerte de una mascota duele incluso más de la pérdida de un familiar.
En pleno siglo XXI ya la alianza que las personas establecen con sus compañeros peludos traspasa el simple vínculo de acompañamiento. Las mascotas se convierten en parte importante de la familia, al menos para aquellos dueños amorosos y responsables, por eso hay que romper el mito de que no se debe llorar por los animales.
De hecho, para especialista como la psicóloga Julie Axelrod llorar la pérdida de su mascota no solo es aceptado, sino sumamente necesario.
¿No te imaginas la razón?
El tiempo que compartiste con ese animalito fue vital para hacerte la persona que eres hoy pues, aunque lo hayas ignorado, la fidelidad de estas criaturas las hace siempre atentas y listas para brindar amor incondicional. Tu mascota siempre está cuando más la necesitas, ya sea para consolarte y darte ánimo o para jugarte alguna travesura que te haga reír.
Los animales llegan a volverse un miembro más de la familia y por ese motivo no se podría pasar indiferente en el momento en que la mascota llegase a faltar en el hogar.
Cuando el peludo es propiamente un perro el asunto se vuelve más intenso. Según un estudio realizado por el Journal of Evolution and Human Behavior: “los perros y sus dueños forman vínculos tan poderosos como los que se forman con otros humanos”.
Cuando interactúamos con nuestra mascota, nuestro cerebro libera las mismas hormonas que cuando interactúamos con un familiar o ser querido.
De hecho, la satisfacción puede ser incluso mayor.
«Hacer que los dueños de mascotas obtengan más satisfacción de su relación con la mascota que con los humanos, porque brindan un tipo de relación incondicional que generalmente está ausente en aquellos con otros seres humanos».
Otra de las razones por las que es más difícil superar la perdida de tu mascota es que de ellos siempre recibías amor incondicional. Para nuestros peludos nosotros seremos siempre la mejor persona.
No juzgan, no castigan, ellos simplemente nos prodigan amor ilimitado a todas horas del día.
Por ese motivo el proceso de duelo que experimenta una persona que ha perdido a su compañero más leal es incluso más difícil que la pérdida de un familiar. Cuando nuestra mascota ha cruzado el arcoíris no se nos permite despedirlo del modo en que debería ser.
La sociedad impone un tiempo de luto cuando perdemos a un humano muy querido, pero no pasa lo mismo cuando ese ser querido es tu mascota ¿Por qué?
Parece que aún minimizamos los lazos que establecemos con los animales, debido a la creencia de que ellos son seres inferiores.
Sin embargo, psicólogos como Julie Axelrod aclaran que el sentimiento que se vive cuando muere nuestras mascotas es el mismo que cuando perdemos a un conocido.
Pero el proceso de recuperación es aún más lento y doloroso, porque socialmente no se nos permite llorarlos o guardarles luto.
Para nuestro cerebro es difícil asimilar que esa criatura que te esperaba todos los día al llegar del trabajo ya no está. Que en caso no habrá alguien esperándote con tanta fidelidad, ni quien persiga tus pasos en cada instante del día.
Sí, aunque la sociedad se niegue a aceptarlo, la muerte de tu mascota puede dolerte mucho más que la partida de ese primo lejano o de la tía que no veías desde tu noveno cumpleaños. Hay personas con las que compartimos lazos sanguíneos pero no afectivos y por eso hay que saber respetar a aquellos que guardan duelo por su mascota.
No hay que minimizar nuestros sentimientos, perder a nuestros peludos también duele y merecemos vivir sanamente este proceso. No te niegues llorar cuando sea necesario, pero esos sí: recuérdalos bonito.