En medio de la competencia diaria por obtener riqueza, una pareja renuncia a sus empleos, con tal de viajar y pasar más tiempo de calidad acompañada de su gato. Han dejado todo atrás buscando la chispa de la felicidad.
La pareja solo quiere ser feliz aquí y ahora en compañía de su gato
Se trata de Matt y su esposa Jessica Johnson, quienes habiéndose dado cuenta de lo corta que es la vida, decidieron hacer algo al respecto. Ambos renunciaron irrevocablemente a sus trabajos para vivir su sueño de recorrer el mundo.
Un buen día, Matt y Jessica pusieron en venta todas y cada una de sus pertenencias. El cielo era su límite. Con el dinero recaudado compraron un barco. Una decisión aparentemente descabellada, que comenzó en el año de 2008.
Posteriormente, tras aprender las nociones básicas para maniobrar la embarcación, la pareja estaba lista para emprender su periplo aventurero. Así, zarparon en busca de nuevas aventuras que compartir.
Antes de comenzar su viaje por los mares del mundo, Matt y Jessica ostentaban una vida normal en la ciudad Grand Rapids, Estados Unidos. Sin embargo, comenzaron a sentirse incómodos; algo les faltaba para ser felices.
Tanto el hombre como la mujer eran profesionales exitosos en su área. Matt laboraba como gerente de ventas automotrices. Por su parte, Jessica se desempeñaba como especialista de facturación en una compañía aseguradora local. Ambos anhelaban alcanzar el llamado “Sueño Americano”.
“Durante demasiado tiempo pasamos todos nuestros fines de semana frente al televisor, sin hacer nada más productivo o agradable. Nos dimos cuenta de que esto tenía que cambiar”, dijo Matt.
Querían huir y no ser parte de ese grupo de personas procrastinadoras que posponen sus metas. Se vieron a futuro jubilados y aburridos, aplastados en aquel sofá de la sala de su casa.
Y así fue como comenzó a crecer en ellos el ambicioso proyecto de surcar los siete mares. Una idea que se hizo realidad el día 12 de agosto del 2011, fecha cuando levaron anclas y comenzaron su gran peregrinar oceánico.
Desde ese mismo primer día hasta hoy, Matt y Jessica han pisado el territorio de más de 16 países. Testigos fieles de la maravilla que nos ofrece nuestro hermoso planeta azul.
Sin embargo, mientras los exploradores amateurs disfrutaban de su idilio marino, un día, decidieron incluir a alguien más en su tripulación. Un amigable compañero peludo.
Matt y Jess adoptaron a Georgie, un gato quien se encontraba viviendo en un refugio para animales rescatados de las calles, y lo unieron a sus filas permanentemente.
De inmediato, el dulce minino se convirtió en un trotamundos. Se trata de uno de los gatos con más marcas en su “pasaporte”. Hasta el día de hoy, de las más de 16 naciones visitadas por la pareja, Georgie ha conocido a 13 de ellas.
A Georgie le gusta tanto viajar, que incluso (sorprendentemente para un gato), aprendió a nadar. De vez en cuando, sobre todo en los días de intenso calor, sale por la borda y se echa un buen chapuzón para refrescarse.
“Le va muy bien con la navegación y es más estable que nosotros. Le encanta observar los peces por el costado del barco cuando estamos anclados”, añadió Jessica.
Día tras día, el vínculo de amistad y el afecto fue creciendo exponencialmente entre los tres, a medida que vivían divertidos momentos de felicidad. Era lo que la pareja tanto anhelaba alcanzar desde un principio.
Y si bien han tenido miles de obstáculos que sortear, nada los ha detenido para continuar con su envidiable vida como nómadas en las aguas del vasto, aunque peligroso mar abierto. Se niegan rotundamente a abandonar sus sueños. Por ahora, no tienen planes de finalizar su exploración.
Lo más importante es que la pareja disfruta muchísimo viajando en compañía de Georgie, su mejor amigo felino. Al parecer han encontrado lo que tanto anhelaban. Y tú, ¿Tendrías el valor de dejarlo todo para ser feliz?