La vida de un triste oso negro asiático con obesidad mórbida, recluido en una fría y diminuta jaula, y con graves enfermedades crónicas a causa del descuido de sus supuestos cuidadores, por fin ha llegado a su fin al ser rescatado y llevado a un santuario en donde podrá sanar todas sus heridas.
Ha pasado por muchas injusticias
Esta es la desgarradora historia de Dillon, un pobre oso asiático, que durante muchos años vivió en el Club de deportistas del condado de Union en Millmont, Pensilvania, que ofrece a sus miembros acceso a un campo de tiro, un restaurante, campings y varias exhibiciones de vida silvestre que albergan animales salvajes.
El “hogar” del indefenso osito es una pequeña jaula con piso de concreto que imposibilita su movilidad y cuya cama está hecha a base de paja. Ahí, el peludito pasó años estresado y dolorido por problemas dentales no tratados, además de padecer obesidad mórbida a causa de una dieta pobre y falta de ejercicio.
“La obesidad mórbida de Dillon se debe a que es alimentado con las sobras de los restaurantes y también a la falta de oportunidades para que pueda hacer ejercicio en su pequeña jaula con piso de concreto”, afirmó PETA.
Además del sobrepeso, sus dientes, líneas de encías y hueso de la mandíbula se han deteriorado severamente por una infección de mucho tiempo. Tiene montones de piel muerta y sus esponjosas patitas quedaron destrozadas después de que sufriera un desgarre durante su cautiverio.
Pero, el daño que recibió Dillon no fue solo físico, soportó una gran cantidad de estrés al encontrarse sumamente cerca del campo de tiro y estar expuesto al ruido de las detonaciones día tras día.
“Los visitantes e inspectores lo han visto balancearse de un lado a otro, una señal de angustia psicológica grave”, aseveró PETA.
Las acusaciones sobre tratos injustos a los animales por parte del club deportivo no son nuevas. En los últimos 5 años ha sido citado en numerosas ocasiones por el deterioro en las jaulas de los animales que además están cubiertos de heces, falta de atención veterinaria, ausencia de cuidadores capacitados, falta de espacio en el lugar para los animales, condiciones estresantes, contaminación del agua potable, y dietas deficientes.
Por eso, distintas organizaciones y activistas se unieron para enviar una petición al gobernador del Estado, así como al presidente del club, para que por fin se lograra la liberación de Dillon.
Después de la intensa lucha, se pudo anunciar hace unos días el feliz traslado del oso al Wild Animal Sanctuary de Colorado, en California. Actualmente vive en la clínica veterinaria del lugar en donde recibe tratamiento para sus múltiples problemas de salud.
Cuando se recupere, será trasladado a un hábitat natural donde comenzará a perder peso a través del ejercicio y mediante una dieta adecuada. Vivirá junto a otra osa rescatada, llamada Lyli, y ambos podrán olvidar su pasado con el apoyo del otro.
Le espera una nueva vida
Es un largo proceso, pero le espera una vida feliz a este pobre osito que fue presa de la maldad humana. ¡Nuestros mejores deseos están con Dillon y con el resto de animales que han sido objeto de malos tratos!
Comparte esta dramática historia con todos tus amigos y condenemos el cautiverio de los animales, ellos merecen una vida digna y feliz.