Todos sabemos que los niños suelen tener una fascinación por los animales, todos quieren tener una mascota. Es uno de sus principales deseos y sus padres por lo general hacen lo posible para que se haga realidad. Sin embargo, algunas peticiones son un poco extremas, animales realmente costosos o que requieren cuidados, o que simplemente no son mascotas. En estos casos, los padres deben hablar con ellos y que no todos los animales nacieron para ser domesticados y vivir en una casa.
Pero la petición de Lindsay Simpson, una niña inglesa de 5 años se fue al extremo cuando expresó su deseo de tener como mascota un cisne real.
Nick Robbins, un amigo de la familia se encontraba en la casa cuando la niña de pronto se acercó a todos y preguntó si podrían obtener un cisne, él le preguntó que dónde lo guardaría y ella simplemente contestó: “en la bañera”. Seguidamente, su madre Jennifer Bax le dijo que la Reina Isabel era la dueña de todos los cisnes y que debía escribirle para solicitarle que le regalara uno.
Lindsay siguió textualmente el consejo de su madre y escribió la petición.
Para mantener la ilusión, la familia la apoyó y la ayudaron a realizar el envió al Palacio Real. Sinceramente, ellos no esperaban obtener ninguna respuesta, así que pensaron que todo quedaría ahí. Pero ocurrió lo inesperado, tras unos días llegó una carta desde el Palacio de Buckingham dirigida a Lindsay.
Su abuela, Carol Bax, manifestó estar impresionada y realmente extasiada de que se hayan tomado el tiempo de responderle a una pequeña niña.
La carta era la respuesta de la Reina a la petición de Lindsay, en la que le aclaraba que seguro hay una confusión entre la población, ya que ella no es la dueña de todos los cisnes de Inglaterra. Ella solo tiene bajo su protección a los cisnes mudos y a los que se encuentran en algunas partes del Río Tamesis.
Además, le aclaró que los cisnes están protegidos por las leyes, pero que puede disfrutar de ellos en muchos lugares.
Junto a la carta, adjuntó un folleto sobre los cisnes reales para mantener vivo el interés de la niña por ellos. “Este es un gesto que ella nunca olvidará, esto estará junto a ella el resto de su vida”, aseguró su abuela.
Su madre, por su parte, aunque definitivamente no tendrá que tener un cisne en su casa, le explicó a Lindsay que tendrá que conformarse con visitarlos y admirarlos desde el estanque al que siempre van de paseo para alimentar a las aves. La niña entendió y estuvo completamente feliz con su respuesta y con la idea de seguir visitándolos en un lugar cercano a su hogar.
Si crees que contestarle a una pequeña niña desde el Palacio de Buckingham fue un gran gesto, no olvides compartir la historia de Lindsay.