Un perro, de cualquier raza o condición presenta fundamentalmente dos instintos: el de supervivencia y el de caza. El primero es el primordial para la salvaguarda de la existencia de un ejemplar, pero también de la de su descendencia.
Un valiente cachorro que tuvo que sobrevivir 37 días continuos tras quedar atrapado bajo un montón de escombros, después de que se derrumbara por completo un asentamiento.
El accidente ocurrido el pasado julio mantuvo al pequeño bajo una casa por más de un mes, tras un fuerte aluvión en el poblado de Cangbaotian, China. Cuando fue encontrado apenas respiraba, y tenía un peso seis veces menor al normal. Sin embargo, a pesar de todo ello se le veía feliz de haberle ganado la partida a la muerte.
“En este tipo de situaciones es cuando realmente nos damos cuenta de lo potente e increíble que puede ser el instinto de supervivencia animal”, dijo Chen Yogen, uno de los pobladores más afectados por los derrumbes y responsable del perrito.
La comunidad de esta villa había recibido advertencias previas sobre la situación del terreno y había sido alertada de evacuar la zona por el peligro para las vidas humanas que ello representaba. Tras el accidente, de todas las construcciones existentes, solo quedaron unas 130 en pie.
El pequeño sobrevivió contra cualquier pronóstico
Aunque a los lugareños no les fue permitido volver hasta que las autoridades consideraran que el área era segura, a comienzos de agosto, cuando Yongen pudo retornar a su hogar a recuperar pertenencias, escuchó unos ladridos cercanos y ahogados debajo de una pila de escombros pertenecientes a lo que un día fue su vivienda.
El hombre no podía creer lo que veía. Pensó que estaba enloqueciendo. Su perro había sobrevivido después de tanto tiempo de la terrible tragedia, y su alma se iluminó de alegría de ver a su fiel compañero y sus inmensas ganas de vivir.
Antes de lograr sacarlo de los escombros Yongen trató de hidratarlo amorosamente
En minutos una multitud solidaria se unió a Chen y comenzó a ayudarlo a retirar los escombros para sacar a su perro, en una tarea que se alargó por espacio de unas 10 horas. En principio cavaron un gran agujero, suficiente para poder suministrarle comida al animalito, el cual ensancharon luego para sacarlo de entre las piedras, el cemento y la madera.
“Y es que, definitivamente, si este perrito hablara, de seguro tendría una increíble historia que contarles a sus hijos y nietos, de cómo sobrevivió 37 días sepultado prácticamente en vida”, comentó Chen.
El pequeño se alegró más que nunca al ver todas esas caras conocidas que lo habían ido a salvar, y en este momento se mantiene en observación médica, recuperándose como un campeón de aquel accidente que, de no haber sido por su amor por la vida y la ayuda de su humano pudo haberle costado la vida.
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