Sigmund es un gato de solo 3 años que vive en Australia. Ya había estado antes en un albergue y aunque una familia había decidido hacerse cargo de él, desgraciadamente no tardaron en devolverlo.
Estas personas alegaron que Sigmund era muy rudo cuando jugaba, así que el gatito fue a parar a Cat Haven, donde pasó varios meses a la espera de que una nueva familia se fijara en él.
Sigmund volvió a un albergue, pues era demasiado travieso para su primera familia
Sigmund es encantador, cariñoso, lleno de energía… pero aún así, no había nadie que quisiera llevarlo a casa, por lo que este gato decidió tomar el asunto en sus propias patas y ponerle remedio a su espera.
Cada vez que una persona pasaba frente al habitáculo de Sigmund, él se acercaba al cristal y comenzaba a lamerlo, en especial si las personas podían ser adoptantes.
Él estaba dispuesto a encontrar un hogar, a como diera lugar
Al percatarse de lo que estaba haciendo el gato, los voluntarios de Cat Haven decidieron sacarle el máximo provecho a su singular travesura y comenzaron a sacar fotos o a hacer videos de Sigmund lamiendo el cristal.
A través de su página de Facebook, difundieron la noticia de que Sigmund estaba decidido a encontrar un hogar para siempre y que los afortunados que lo llevaran a casa, no solo obtendrían a una mascota adorable, también a un buen “limpiador de ventanas”.
Las fotos de Sigmund se hicieron virales y muchas personas, alrededor del mundo, comenzaron a seguir de cerca su historia. Al cabo de un tiempo, una familia decidió tomarlo en adopción.
Sigmund ya tenía cuatro años de edad, así que socializó lo mejor que pudo con su nueva familia, que pronto le comunicó al albergue que se trataba de un gato sumamente alocado y divertido.
Los voluntarios del albergue, pensaron que su manía era la excusa perfecta para hallar a una buena familia
Cada vez que sus nuevos padres intentan hacer la cama, Sigmund realmente se vuelve loco, es uno de sus momentos más felices del día.
También intenta trepar en todos lados, aunque aún no entiende muy bien que es demasiado chico para ciertas alturas, y falla.
Sigmund encontró el hogar que tanto había ansiado
Este gato juguetón e inquieto deja muestras de sus travesuras por cualquier rincón de la casa: huellas de sus patas sobre la mesa, algunas cosas tiradas por aquí y por allá, pero lo más importante de todo: sus nuevos padres lo consideran la alegría de la casa.
Ahora Sigmund está en el lugar correcto, con los padres ideales. Este alocado gatito solo necesitaba de una familia paciente, con sentido del humor y dispuesta a amarlo de forma incondicional.
Con un gato como Sigmund, ¡jamás te aburrirás!
Si te hace feliz saber que Sigmund está en buenas manos, no dudes en compartir su historia.