Pensar que perros y gatos son especies irreconciliables es algo del pasado, pues quien tiene la dicha de compartir con mascotas sabe que, pese al mal genio que puedan tener, esas criaturitas pueden convertirse en amigos entrañables.
En esta oportunidad el dúo Wesley y Wyatt son una prueba fidedigna de esto.
Wesley llegó a la casa de María, su nueva mamá humana, después de pasar años a la espera de una oportunidad en un refugio de animales.
El aspecto intimidante de este pitbull hacía que muchas personas pasaran de largo por su jaula y no considerarán darle una oportunidad, pero la verdad es que este perrito resultó ser más dulce de lo que cualquiera pudiese imaginar.
Ahora María conoce muy bien el corazón del can.
Apenas llegó a casa, Wesley no sólo se adaptó con facilidad sino que supo muy bien cómo ganarse el cariño del miembro más gruñón de la familia: el gatito Wyatt.
Este felino es un poquito consentido pero el perrito supo acercarse a él.
Este par ha establecido un gran vínculo y se han vuelto inseparables. El perrito y el gato hacen todo juntos pero lo que más disfrutan compartir son las mantas a la hora de la siesta ¡Sí, Wyatt y Wesley duermen juntos!
¿Acaso no son toda una ternura?
María disfruta al máximo retratarlos mientras descansan pues hasta ella misma se ha sorprendido de la rapidez con la cual Wesley se ganó el cariño de su gato que desde siempre se caracterizó por ser un chico malhumorado.
«¡Ok!, creo que aceptaré a este perrito a mi lado».
Esta dueña está sorprendida de la paciencia que ha demostrado tener el perro y toda la dulzura con la que trata al gatito, pese a que este suele molestarlo y morderle sus orejas. Para ella no cabe duda de que Wesley ha roto todo estigma que pueda existir sobre su raza.
Son el par de amigos de distintas especies más coqueto de todos.
Aunque parezca un chico malo la verdad es más dulce que un pan y Wyatt ha sabido cómo aprovecharlo.
“No sólo juegan entre ellos, sino que también han desarrollado algunas características humanas que hacen reír. La cara de Wesley, por ejemplo, es naturalmente expresiva. Es como un personaje de dibujos animados. Siempre se puede saber lo que está pensando”, dijo María.
Está dueña está feliz con la decisión que tomó al adoptar al pitbull pues supo adaptarse a la perfección a la familia y, mejor aún, ayuda a su gatito con su mal genio. Ahora ellos dos simplemente se adoran.
“Cada vez que él y Wesley se abrazan, el ronroneo del gato es tan fuerte que podría despertar a los vecinos”, dijo María, llena de orgullo.
En definitiva, es difícil saber quién es tu alma gemela pero Wyatt y Wesley nos demuestran que en esta vida todo es posible y que muchos clichés son sólo eso, pero no tienen por qué definir nuestras relaciones. Nos contenta saber que ahora este pitbull por tantos años rechazado tiene una dueña responsable, un hogar y un amigo incondicional.
La espera valió la pena para este perrito pero nada de esto hubiese sido posible si María también le hubiese negado una oportunidad, comparte esta historia de amistad.