Los perros son mascotas muy especiales, pocas son las personas que se resisten a tener uno o más, pero por desgracia, a veces vivir en un lugar alquilado no les permite a algunas personas tener a un perro de compañía.
Este es el caso de Laryssa Giles, quien además de tener a un gatito, moría por poder tener también a un cachorro pero en su departamento eso estaba totalmente prohibido. Por fortuna la historia no terminó ahí: sus vecinos llevaron a su propiedad a Jack, un perro mezcla de dos razas de perros de la montaña.
Laryssa insistió muchas veces a su casera poder tener un perrito propio, pero todos sus intentos fueron en vano
La amistad entre Jack y Laryssa comenzó cuando él la esperaba afuera, si Laryssa quería verlo sólo tenía que salir de su casa y el estaría esperándola.
“Cuando Jack llegó sólo había una reja entre las dos casas, así que yo sólo me agachaba para poder acariciarlo, él se levantaba en dos patas y así podía tocar su naricita”, dijo Laryssa.
Posteriormente los vecinos tuvieron que rehacer la reja, pero como ya habían espiado la amistad entre Jack y Laryssa decidieron dejar una ventana para que ambos pudieran seguir teniendo contacto.
Así fue como la amistad de Jack y Laryssa siguió creciendo, pues al menor ruido en la propiedad de Laryssa, Jack se asomaba por la ventana, listo para recibir una larga sesión de mimos.
Podría pensarse que los dueños de Jack no lo querían o no le hacían caso, pero esto no es así, Jack sólo buscaba más amor.
Al parecer todo el que le daban sus dueños no era suficiente para él, siempre quería más. Por supuesto que las sesiones de mimos entre Laryssa y Jack se hicieron parte de la rutina diaria de ambos, ya que Laryssa se acercaba a él todos los días.
En general Jack es muy querido por todos los vecinos, aunque en cuanto ve a Laryssa corre directamente a la ventana que los une para poder ser acariciado por ella.
“Jack pasa mucho tiempo fuera de su casa; cuando ya se quiere meter sólo se sube a un banco y se queda mirando hacia adentro, esa es la señal de que quiere entrar”, mencionó Laryssa.
Actualmente Laryssa se mudó a un vecindario cercano y ha formado un hermoso hogar, se casó pero no ha dejado de visitar a su amigo Jack quien la recibe con una serie de lengüetazos llenos de amor.
“No creo que a Jack le falte amor, los nuevos vecinos también lo quieren mucho e incluso quitan la nieve para no dejar de visitarlo en la ventana, Jack recibe mucho amor”, señaló la mujer.
Esta es una muestra más de lo importante que es para las personas y los humanos contar con una fuente de amor inagotable como la de un perrito. Las persones que prohíben tenerlos no son conscientes del daño emocional que pueden provocar, especialmente en personas con depresión o niños que buscan a su mejor amigo.
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