El miedo es una sensación desagradable provocada por la percepción de peligro, se manifiesta tanto en animales como en el ser humano, muchas veces es el resultado de una experiencia traumática que difícilmente se logra superar.
Para Teresa Hwang, una mujer de 51 años de edad, su mayor miedo eran los perritos, pero todo cambió cuando conoció a un pequeño peludito que terminó por conquistar su corazón.
Le tenía miedo a los perros hasta que conoció a uno que cambió su vida.
El miedo de Teresa por los perritos se debe a que fue mordida en dos ocasiones cuando tenía 10 y 20 años. Su temor era tan grande que incluso cruzaba la calle para evitar pasar cerca de algún canino, no importa si tenían correa o estaban sueltos, ella siempre buscaba la manera de mantenerlos alejados.
Su fobia incrementó cuando fue mordida por dos perritos de sus amigos.
Su mala experiencia con los peludos le creó un trauma y ocasionó que viviera con miedo a los perros la mayor parte de su vida.
No fue sino hasta que conoció a Boo que decidió darse una oportunidad y superar poco a poco el miedo que les tenía a nuestros amigos de cuatro patas. Boo pasó mucho tiempo en un refugio, su pasado había sido tan difícil que le temía a las personas.
Boo era muy tímido, pasaba la mayor parte del tiempo acurrucado en alguna esquina.
Cuando Teresa conoció a Boo sabía que eran la combinación perfecta, así que juntos fueron avanzando y hoy día son inseparables. Teresa comentó al respecto:
“A veces, todavía no puedo creer que tenga un perro, mucho menos amar a uno tanto como a Boo. Le digo a la gente que es como el hijo que nunca tuve. No solo lo amo porque él me ama y me necesita. Lo amo por quién es, exactamente como es, por todo lo que ha superado y por la alegría que ha traído a mi vida”.
La decisión de adoptar un perro surgió luego de cuidar al perrito de 16 años de su hermana durante dos semanas.
Ya su novio le había insistido en varias ocasiones que adoptaron un perro, pero no fue sino hasta que cuidaron el perrito mayor que Teresa evaluó la posibilidad de tener un nuevo miembro en la familia.
Desde que vio al perrito supo que era el indicado.
La pareja recorrió varios centros de rescate, pero fue en Niagara Dog Rescue donde conocieron a Boo, quien para entonces se llamaba Patches.
El perrito ya había estado en varios hogares de acogida y en dos refugios de Texas, pero aún no había encontrado la familia indicada. Su destino cambió después de conocer a Teresa, quien lo vio por primera vez sentado en un banco al lado de su madre de acogida.
Boo junto a su madre de acogida.
La mujer pensó que Boo era mucho más pequeño de lo que se veía en la foto, era tímido y sin interés por tener contacto con las personas.
Tan solo 15 minutos después de Teresa haber llegado al refugio, el perrito se le acercó lentamente y la sorprendió con un dulce beso en la nariz, luego regresó a esconderse detrás de su madre de acogida.
Este pequeño terminó por conquistar el corazón de Teresa.
La reacción del perrito sorprendió a un más a su madre de acogida, ya que era bastante inusual que se le acercara a las personas. La reacción del perrito fue suficiente para que Teresa le diera la oportunidad de darle un hogar permanente.
Los primeros días con Teresa, Boo no era sociable, él mismo había creado un caparazón y permanecía alejado de todos, no comía delante de ella, no jugaba y su cola permanecía entre su colita.
Ahora son un dúo inseparable.
Le temía a los ruidos fuertes como el de la lavadora o el horno, la mujer dedujo que había tenido un pasado bastante traumático por lo que necesitaría mucha paciencia y amor para ayudarlo a superar sus miedos.
La pareja utilizó diversas herramientas para ayudar a Boo salir de su caparazón y a tener confianza en las personas, finalmente lograron que agitara su colita y escucharon su primer ladrido.
“Lloré lágrimas de felicidad porque era como si Boo fuera un cachorro nuevamente”, dijo Teresa.
Ya han pasado varios años desde que este dulce perrito fue adoptado y los cambios son extraordinarios, ahora corre por la casa, busca su propia comida y es feliz durmiendo en su cama todas las noches. Teresa comentó al respecto:
“Él menea la cola y sonríe cuando le preguntas si quiere salir a caminar. Ha aprendido mucho y estoy muy orgullosa de él”.
Si bien Teresa ha logrado un increíble cambio en la conducta de Boo, ella aún no siente del todo cómoda interactuando con otros perritos.
Su proceso ha sido un poco más lento pero asegura que enseñarle a Boo tener confianza también le ha aportado muchos cambios positivos a ella.
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La mujer destaca que para superar el miedo es necesario crear un ambiente de confianza y seguridad, así como ella lo hizo con su amado Boo.
“Cuando la gente me alaba por salvarle la vida diciendo que lo rescaté, siempre tengo la misma respuesta: ´Boo me rescató a mí´. Superamos nuestros miedos juntos. Nos curamos el uno al otro. Mostramos que el amor es más grande que el miedo”, dijo Teresa.
La experiencia de superar el miedo es increíblemente satisfactoria si lo haces desde el amor. Qué bonito es reconocer que el amor es el mejor y más grande sentimiento para transformar el mundo.