Un pequeño cordero tamaño de una lata de refresco ha logrado salir adelante, gracias a los cuidados de una pareja de campesinos que decidieron ayudarla en el proceso. Se trata de los australianos Ben y Sarah Pohlner que jamás se imaginaron cuidar con tanto recelo al cabrito recién llegado.
El cordero era tan pequeño como una lata de refresco que lo tomaron por un desperdicio de placenta.
Los campesinos de Victoria, Australia, administran una hacienda en la que cultivan hortalizas y frutas de temporada.
Como no les gusta utilizar pesticidas ni herbicidas en sus plantaciones, en y Sarah recurrieron a un rebaño de ovejas que los ayudan a mantener la maleza a un nivel apropiado.
Pero una de sus comedoras de pasto estrella dio a luz, mientras estaba en la granja y esta pareja tuvo que atenderla.
En primer momento, ellos creyeron que el animal había dado a luz a un solo cordero, pero estaban equivocados. El angelito que les robaría sus corazones estaba a solo unos centímetros de distancia pero ellos no se habían percatado.
Entre lo que Sarah creyó ser un desecho de placenta se encontraba un recién nacido más, pero su tamaño era diminuto y se mezclaba entre los fluidos derramados durante el parto.
La mujer se sorprendió al ver que algo se movía entre la placenta y fue en ese momento que vio al otro cordero que bautizaron como Wally.
“Inicialmente pensé que era solo una pequeña placenta en el suelo, pero cuando comenzó a moverse, no estaba muy seguro de lo que estaba pasando. Su gemelo era de tamaño completo y un cordero saludable”, dijo Pohlner.
El pequeño nació desprotegido, incluso por la madre que no se percató de su presencia. Después del parto, la oveja se aisló junto a su recién nacido y el pobre Wally estaba allí sin que nadie lo notara.
“La madre acababa de irse con el gemelo sano y dejó a Wally solo para que muriera. Nunca había visto un cordero tan pequeño”, dijo Pohlner.
Una oveja recién nacida puede pesar entre 2 y 4 kilogramos, pero Wally no llegaba a los 800 gramos. Las posibilidades de sobrevivencia del cordero eran escasas y eso lo sabían Sarah y su esposo, pero no se darían por vencidos antes de tiempo, y arriesgaron todo por salvar a la bolita blanca.
Esa noche sería decisiva para el animal y la mujer lo sabía muy bien, debido a su formación como partera. Formación que aprovechó para salvar a Wally.
No lo podían dejar temblando en el suelo, así que Sarah lo tomó en la palma de su mano y lo llevó a dentro de la cada. Literalmente, solo bastaba una mano para sujetarlo. Esas primeras horas fueron vitales, así que lo alimentó con una jeringa y calentó hasta el amanecer.
Wally resultó todo un guerrero y no solo sobrevivió, sino que está prosperando.
El cordero ha ganado peso rápido, aunque una condición ocular lo ha dejado ciego. Esta situación ha afianzado más el compromiso de la pareja por velar de él.
De hecho, los esposos ya consultaron con un especialista y tienen programada una cirugía que podría regresarle la visión. Aunado a esto, la comunidad también se ha unido a los Pohlnery su lucha por salvar a Wally.
Este pequeño es muy querido en la localidad y si no es posible que recupere su visión de igual manera la pareja planea conservarlo a su lado. Los esposos no entienden cómo es que el otro cordero nació sano y Wally no corrió con la misma suerte, pero de igual manera lo quieren y no planean abandonarlo en el camino.
Bravo por el buen gesto de estos hacendados, de agricultores a rescatista y todo por ese gran corazón que los une. Bravo, Wally, tendrás a los mejores humanos.