Tristemente, la poca compasión y empatía hacia los animales, especialmente con los de la calle, es algo que está a la orden del día. En numerosas ocasiones nos enteramos de actos viles de humanos que no son capaces de tolerar la sola presencia de perritos sin hogar merodeando por su vecindario. Pero lo más cruel de todo, es que ellos no han hecho nada para merecer ese trato.
Si bien son muchas las organizaciones y algunos gobiernos que se esfuerzan por difundir campañas de esterilización, lamentablemente no es suficiente. Y en algunos lugares pareciera que estos animalitos inocentes proliferan más y más.
Pero mientras se halla una solución estructural, algunos desalmados toman las riendas por su propia mano injustamente cometiendo las peores crueldades. Pero ojo: ¿Sabías que tu maldad muchas veces puede venir multiplicada por dos o por mil? Sinceramente, sería lo justo y muchos amantes de los perros así lo desean.
Algunos lo llaman karma, otros destino… Pero lo cierto es que existe, y más temprano que tarde llega con toda su fuerza.
Es lo que le sucedió a una malvada mujer de origen peruano, a quien le llegó el famoso karma después de haber decidido acabar con la vida de unos callejeritos que la tenían cansada.
Los hechos sucedieron en la comunidad de Perka, del distrito de Platería, en Puno.
La mujer fue identificada como Rosalía Checalla, de 54 años de edad. En su afán por acabar con la vida de los perros, había comprado unas pastillas para envenenarlos.
A la mañana siguiente, de un momento a otro, comenzó a sentirse indispuesta, y tras presentar un cuadro de fiebre y convulsiones, la llevaron de inmediato al Hospital Manuel Núñez Butrón, de Puno.
Pero para mala suerte de la mujer, y por haber tenido ese corazón de piedra, cuando llegó al centro hospitalario ya nada pudieron hacer por salvarla porque ya no presentaba signos vitales.
Posteriormente, su cuerpo fue llevado para realizarle la correspondiente autopsia y hallaron restos de pastillas que comúnmente se utilizan para envenenar perros.
Tras conocer sus malvadas intenciones y que además se encontraba tomando unos medicamentos para una infección de garganta, dedujeron que ingirió el veneno por equivocación, ya que eran muy parecidas.
La fallecida dejó a siete niños sin madre, y muchos de ellos en etapa escolar.
Sin embargo, a partir del estremecedor suceso, la policía peruana tomó cartas en el asunto promoviendo una campaña para administrar comida y casa a los perros callejeros. Para tal fin instalaron unos dispensadores de agua y croquetas en varias comisarías.
Se valieron de tubos de PVC para que puedieran comer. Y en otros países como Bolivia, hicieron lo mismo. Fernando Kushner, publicista de profesión, dejó todo para cuidar a los perros callejeros debido a una historia muy emotiva que vivió con un perrito sin hogar.
Es un triste suceso para los pequeños que se quedaron sin madre, pero una lección para todos los maltratadores. ¡El karma existe y puede venir con toda su fuerza! Compártelo.