La tristeza y la desolación que se apodera de un anciano cuando es despojado del afecto de su familia, no es algo exclusivo de los humanos. El animalito la sufre en carne propia y, si bien los métodos de adopción controlan a las familias que se postulan, resulta imposible saber qué hay en la mente de algunos.
La historia de Coco es bien ilustrativa y nos muestra cómo a veces las apariencias suelen engañar. Se trata de un orejudo invidente, quien fue encontrado por una mujer en un terreno baldío en Toluca, México. Ella, con muy buena fe, decidió bañarlo, alimentarlo y tras llevarlo al veterinario, lo dejó listo para partir hacia su nuevo hogar adoptivo permanente.
Momentos después de anunciar que estaba en adopción, una mujer identificada como Pamela se comunicó con quien rescató a Coco, diciendo que ya tenía otro cachorro ciego y que estaba dispuesta a «ofrecerle un hogar lleno de amor».
Tristemente, todo se trató de un vil engaño
Según le aseguró una y mil veces, Pamela estaba deseosa de darle un hogar. Sin embargo, tras hacer los trámites para adoptarlo, lo llevó a un salón de belleza y allí, sin más lo abandonó.
A Coco le brillaron los ojos de tener un nuevo hogar, pero su alegría le duró apenas unos días, y nuevamente le rompieron el corazón de la peor forma. La verdad es que resulta un enigma entender por qué decidió cambiar de opinión, como quien cambia de calcetines, sin importarle el sufrimiento de un inocente.
“Adoptar a una mascota es siempre un compromiso que requiere de suma responsabilidad, pero, aun así, es imposible que todas las familias adoptivas lo sean”, señaló la mujer quien hizo la denuncia.
Al enterarse del fracaso en la adopción de Coco, la mujer que buenamente lo rescató, devastada anunció que intentó varias veces comunicarse con Pamela, pero ésta ya había cambiado de número telefónico.
De hecho, aún se desconoce si ese era en verdad su nombre real. Por su parte, Roux Reybar, la estilista de la presunta irresponsable, propuso buscarle un nuevo hogar que de verdad quisiera amar al peludito con su discapacidad a cuestas. Y es que, Coco no solamente es ciego, sino que padece de principio de diabetes.
“Coco necesita con urgencia de un nuevo hogar que le de el cobijo y el amor que todo ser se merece. Prometo entregarlo castrado, desparasitado y vacunado”, dijo Reybar.
Por suerte, su clamor fue escuchado, y ahora el bigotón se encuentra bajo el cuidado de manos cariñosas y libres de negligencia y maldad. Definitivamente, y como dijimos al principio, las apariencias engañan, y este tipo de acciones, aunque nos pese decirlo, pueden ocurrir en cualquier momento y lugar.
Comparte esta historia con tus seres más cercanos y queridos. Como vimos en este caso, no solo se burló a una persona bien intencionada, sino, peor aún, a un animal indefenso, sin más culpa que la de ser un perrito adorable, cuya vida fue puesta en riesgo por el capricho y la indolencia.