El amor por un perro es un sentimiento sin límites, que se convierte en un vínculo de entrega y lealtad. Cuando una mascota muere, el dolor que embarga al hogar se ve reflejado en la nostalgia y el vacío por su ausencia.
A Bev Nicholson, de 54 años, de Peterborough, le tocó vivir la triste experiencia de despedir a Mugly, su perrito de 13 años.
Era un perro callejero de cresta china considerado por la sociedad como poco atractivo por algunas de sus características físicas.
Mugly se hizo acreedor de varios títulos, entre ellos el del perro más feo de Gran Bretaña en 2005.
Siete años después, en el 2012 ganó el título de «Perro más feo del mundo»
Pero tristemente, nada menos que en las vísperas de la Navidad, este famoso perrito sufrió un ataque de apoplejía que lo dejó incapacitado para caminar.
Sin embargo, su espíritu luchador lo impulsó a sobrevivir la Nochebuena antes de dar su último aliento el 27 de diciembre, en brazos de Bev.
Tras el derrame cerebral, su salud se fue deteriorando rápidamente. Pero Bev mantuvo la esperanza de que su adorada mascota se quedaría un tiempo más con ella.
«Siento que he perdido una parte de mí. En el fondo de mi alma siempre mantuve la esperanza de que estaría mucho tiempo más.”
La partida de Mugly hacia el otro lado del puente del arcoíris la ha dejado desconsolada, no puede imaginar su vida sin él. Para Bev no ha sido nada fácil asimilar que su mascota se haya ido tan repentinamente.
No alcanzó a prepararse para una despedida así
«No puedo creer que me esté pasando esto a mí, que realmente se haya ido. Tengo otros cinco perros, pero nuestro hogar nunca había estado tan vacío y silencioso”, dijo la devastada mujer.
Los hermanos de Mugly han manifestado el dolor que sienten por su ausencia. Todos los perros han adoptado un comportamiento pasivo y silencioso, es como que si no fueran ellos. Generalmente, estaban jugando y pasaban gran parte del día despiertos. Ahora se van a dormir. Y es que, ellos sienten, padecen y, por supuesto que sufren el luto por su hermano fallecido.
Realmente, en el hogar de Bev se vive una calma muy extraña y triste después de la muerte de Mugly.
Mugly fue adoptado por Bev cuando tenía ocho semanas de nacido. Este cachorro fue abandonado a los tres días de haber nacido por su desafortunada apariencia. Sin embargo, eso no fue una limitante para que Bev lo recibiera en su casa y le brindara todo el amor del mundo.
En enero del año pasado Mugly comenzó a caminar con menos agilidad. En junio del mismo año fue diagnosticado con demencia canina.
Bev, lejos de abandonar a su mascota, organizó una lista de actividades emocionantes para que pudiera disfrutar antes de perder totalmente su memoria.
Afortunadamente, Mugly cumplió casi todos sus sueños antes de partir de este mundo.
Dentro de estas fascinantes y divertidas actividades estuvieron tratamientos de spa, acupuntura, comer helados, visitar un camión de bomberos e incluso navegar.
«Simplemente, amaba a todos y siempre supo cómo comportarse según el tipo de personas con las que trabajaba, incluido niños, ancianos y discapacitados. Mugly sabía qué hacer para que se sintieran felices y tranquilos.”
Bev comentó que su excepcional mascota era un maravilloso perro de terapia debido a su intuición y adorable naturaleza.
Era como “una mariposa social”.
Bev manifestó su agradecimiento por todos los tributos recibidos por parte de las personas desconsoladas alrededor del mundo por su muerte.
«Estoy agradecida por todos los años de amor incondicional y compañía que me dio y por haberme hecho la madre más orgullosa.»
Miles de personas adoraban a Mugly y quedaron muy consternados por la noticia de su muerte.
Mugly era un perro muy adorable que siempre estará presente en los corazones de quienes tuvieron la dicha de conocerlo. Su paso por este mundo no podrá ser olvidado. ¡Vuela alto, amado Mugly, donde nadie más podrá llamarte feo!