Edwin Ramírez Neyr, mejor conocido como «Edwin Salvando Huellas», fue un joven para quien las palabras ángel y héroe, se quedan cortas.
Es imposible que el corazón no se nos parta en dos cuando las pocas personas que se dedican a causas tan nobles, como es darles hogar a los perros de la calle más rechazados, parten de este mundo injustamente.
Edwin suplicó ayuda para sus 90 perros antes de partir
Fue hace casi dos años cuando en un vídeo absolutamente conmovedor, pero que después fue eliminado, este joven peruano, comprometido con sus «hijos perrunos» y en muy frágil estado de salud, acudió a las redes como un último grito de auxilio desesperado.
Este gran defensor de los animales cuidaba a perritos de toda clase, edad y condición.
Y su única misión en la vida era brindarles amor, protección y alimentos a estas criaturas olvidadas por la sociedad, y que durante años han tenido que vivir la indiferencia de muchos.
Edwin se entregó con alma, corazón y vida a su albergue «Mi Pataza». Pero, tristemente fue rechazado por muchos, incluso por su propia familia
“Es muy difícil tener que alimentarlos y que yo ya no pueda darles los alimentos necesarios por motivos económicos. Ahora, si me pudieran apoyar para seguir adelante y para que estos perritos puedan comer”, dijo Edwin en el vídeo.
«Yo ya no puedo más. Los alimentos se nos acaban. Yo quisiera pedirles apoyo para que los adopten. Estoy un poco delicado de salud, no puedo con todo”, agregó.
La respuesta de las redes en aquel momento fue favorable, pero tristemente insuficiente.
Apenas unos pocos meses después de eso, en la página del albergue, un amigo cercano confirmó la dolorosa noticia de su partida, estremeciendo a tantos corazones que tocó con su historia.
Además, pedía a los familiares que se acercaran a reclamar su cuerpo, un hecho que demuestra el estado de soledad y tristeza en el que partió este héroe.
Las muestras de dolor y condolencias en las redes no se hicieron esperar.
«Cuida de tus peluditos desde el cielo, hasta siempre Edwin», «Vuela alto Edwin, ya no sufrirás más y gracias por todo lo que hiciste por tus bebés de cuatro patas», fueron algunos de los comentarios.
Pero, aparte de la lamentable partida de este buen hombre, muchos se quedaron preocupados por el destino de sus perros.
Así que rescatistas de Asppa Perú, además de expresar su profundo dolor y manifestar su eterna gratitud con Edwin, convocaron a hacer donaciones económicas para alimentar a los perros del refugio de Edwin, ubicado en Puente Piedra
Edwin publicó un último vídeo antes de morir conmoviendo a miles de personas:
Relató que padecía anemia, que estaba muy bajo de peso y débil, pero que había mejorado y su única preocupación era el destino de sus 90 perros.
«Decirles que todavía estoy bien, vivo y sigo luchando. Esta enfermedad no me va a ganar así de fácil», exclamó.
En una publicación del 8 de junio, Edwin escribió lo desesperado que se sentía: «Dios, le pido la última oportunidad, por favor».
Fue lo último que se supo en redes, hasta que finalmente se marchó como un guerrero, batallando en el hospital, pero con el alma rota de no saber qué pasaría con sus consentidos.
No existen palabras para despedir a una alma grande como Edwin… ¡Descansa en paz!
ACTUALIZACIÓN:
Una de las voluntarias, Ángela B., que cooperó directamente con Edwin, reveló tristes detalles del pasado de este joven ejemplar y cómo inició el albergue.
Dio a conocer que la última voluntad de Edwin era que ella se hiciera cargo del albergue, así que en nombre del inmenso amor que le tenía a sus animales, ha decidido continuar con su legado, pero necesita mucha ayuda.
Detalló las formas en las que se pueden poner en contacto con ella para recibir las donaciones necesarias para seguir alimentando a los perritos.
Afortunadamente, la historia de Edwin ha tocado tantos corazones que decenas de grandes donaciones no tardaron en llegar:
Que el legado de Edwin siga tocando corazones y que el mundo entero conozca la profunda huella que dejó este auténtico defensor de los animales. Ojalá que muchos se animen a donar y darle un hogar a sus perritos, aquello por lo que tanto sufrió.