Uno de los principales enemigos de la industria ganadera a nivel mundial son las picaduras de insectos y los efectos que causa en las reses. Los tábanos, también conocidos como garrapatas, tienen una picadura bastante dolorosa, que enrojece la zona afectada causando una inflamación que requiere tratamientos bastante costosos.
Los síntomas posteriores hacen que las vacas coman menos y disminuyan su peso, duerman mal y sean más propensas a sufrir lesiones, lo que genera una menor producción de leche. Solo en los Estados Unidos este flagelo ha originado pérdidas por el orden de los dos mil ciento once millones de dólares (2.111.000.000 USD).
¿Solución? Sí hay. Para afrontar este problema, un grupo de investigadores japoneses se fijó en un hecho evolutivo de la naturaleza: las rayas de las cebras. Sí, así como lo lees.
Se tomaron vacas negras para ser pintadas con rayas blancas
Resulta que algunos estudios científicos han arrojado la posibilidad cierta de que las cebras hayan podido evolucionar a través de la historia, gracias a sus rayas blancas y negras capaces de confundir a estos insectos y disuadirlos de aterrizar en picada sobre sus cuerpos descubiertos.
Aunque a los tábanos no les importan los insecticidas, o si sus víctimas están descubiertas o no, ya que tienen un aparato bucal tan poderoso como para atravesar la piel de cabras, burros, caballos y, sobre todo, vacas, siguiendo esta lógica natural, los nipones tomaron un grupo de vacas negras y les pintaron rayas blancas.
El resultado fue el esperado. Los investigadores lograron reducir a menos de la mitad el número de picaduras en el ganado. Luego, el proceso se repitió para que, a lo largo de nueve días, cada vaca pasara tres días con rayas, o sin pintar.
Es decir, se crearon dos grupos de control para asegurarse de que fuera la pigmentación de la cebra y no la pintura lo que alejaba a la plaga: por un lado, vacas negras pintadas con rayas blancas, y por otro, vacas negras sin pintar.
“Descubrimos que pintar franjas parecidas a cebras en vacas domesticadas puede disminuir la incidencia de las moscas que pican en los individuos en un 50%”, informaron los investigadores
El grupo de las vacas pintadas fue el único capaz de repeler a los tábanos, además, redujeron en un 20 por ciento los movimientos para ahuyentarlos con respecto al otro grupo, lo que sugiere que estaban menos estresadas.
Por lo visto, pintar el ganado puede ser una solución fácil, barata y, por qué no decirlo, bastante amigable y decente con nuestros queridos animales para protegerlos de las picaduras de estos azotes del aire, a quienes definitivamente no les gusta aterrizar en superficies blanquinegras.
Comparte con tus amigos y seres queridos esta ingeniosa e interesante historia que, además de mantener a las vacas más saludables y felices, contribuye con el medio ambiente, negando la necesidad de rociar pesticidas para deshacerse de las insidiosas moscas.