Fievel es nombre de nuestro valiente protagonista, el único minino de su camada que logró sobrevivir. Su madre, una gata salvaje, había sido acogida a través de una misión de rescate, no sabían que estaba embarazada y al poco tiempo entró en trabajo de parto, dando a luz a cinco gatito.
Sin embargo, al día siguiente del parto, la madre gata dejó de cuidarlos, causando que la camada se deteriora rápidamente.
Minino diminuto rechazado por su madre se convierte en un peludito feliz gracias a su cuidadora.
A pesar de todos los esfuerzos que los voluntarios hicieron para salvarlos, Fievel fue el único sobreviviente. Estaba en un estado crítico cuando llegó a su hogar de acogida con Emilie, al respecto la mujer comentó:
“Estaba frío al tacto no podía levantar la cabeza y tenía problemas para respirar. Los primeros cinco días fueron muy emocionantes porque lo estaba alimentando por sonda cada hora para asegurarme de que su nivel de azúcar en la sangre se mantuviera alto”.
Era un bebé prematuro con un diagnóstico poco alentador. No podía comer del biberón por lo que necesitaba atención constante.
Al ser tan pequeñito y ante la ausencia de su madre, era necesario regular su temperatura corporal, así que pasó varios días en un incubadora cubierto con suaves mantitas.
“Cada vez que abría la incubadora, mi corazón latía tan rápido porque estaba aterrorizada de que hubiera fallecido. Pero cada vez que la abría, allí estaba maullando por comida”, dijo Emilie.
El gatito era tan pequeño que fácilmente entraba en la palma de la mano y quedaba espacio de sobra.
Su cuerpo era diminuto pero tenía una fuerza enorme por sobrevivir. Un pequeño luchador que en las manos correctas logró superar su difícil situación.
“Unos cinco días después, finalmente pudo tomar un biberón y fue entonces cuando sentí que iba a estar bien”, comentó Emilie.
Esta adorable y diminuta bola de pelos cumplió satisfactoriamente una semana, aun le quedaba un largo camino por recorrer pero sus pequeños avances significaban mucho para su cuidadora. Al respecto Emilie dijo:
“A pesar de todo, era muy saludable: comía bien, aumentaba de peso y alcanzaba todos los hitos que se suponía que debía alcanzar. Cada vez se hacía más y más fuerte, desafiando todas las probabilidades en su contra”.
Los días pasaban y Fievel iba transformándose es un gatito muy peludito, parte de su pelaje se volvió gris con algunas zonas en negro. Ahora su aspecto es grisáceo con un par de orejas grandes que lo hacen más atractivo.
No solo su físico ha cambiado, ha revelado su adorable personalidad y dejado claro que es un minino muy vocal, le encanta ronronear para llamar la atención.
“Su personalidad es tan dulce y tonta, es probablemente uno de los gatitos más cariñosos que he conocido. Todo lo que quiere hacer es acurrucarse y comer. Me imaginó que comenzará a jugar en los próximo días”, dijo Emilie.
Para su cuidadora, ha sido un verdadero milagro ver al gatito florecer y lograr una increíble transformación. Pasó de ser un bebé prematuro a un gato joven, hermoso y muy valiente.
Historias como estas nos recuerda el papel tan importante que cumplen las distintas organizaciones y fundaciones, espacialmente el de aquellos voluntarios y que se ofrecen como padres de acogida para velar por el bienestar de los peludos más vulnerables.
Confiamos plenamente que el Fievel seguirá creciendo a pasos agigantados y logrará conquistar el corazón de personas maravillosas que se sientan honrados de hacerlo parte de su familia.
Infinitas gracias a quienes trabajan incansablemente por nuestros peludos, y hacen posible que gatitos como Fievel tengan el final feliz que se merecen.
Todos podemos ser ese ángel terrenal para un peludito abandonado, rechazado o en condición de calle. ¡Adopta!