En abril del año pasado, una mujer llamada Chrissy Beckles se encontraba junto a sus compañeros de trabajo dando un agradable paseo por una playa de Puerto Rico, cuando de repente algo sospechoso los detuvo.
Había una cosa que se movía en una pila de basura, y resultó ser un indefenso cachorro. Cuando se acercaron un poco más se dieron cuenta de que eran tres perritos. ¡Qué sorpresa!
«Era una escena muy triste. Literalmente estaban sentados descansando sobre una pila de basura. No había comida, ni agua para beber, y además era un día sumamente caluroso», contó Chrissy, quien es presidenta y fundadora del Sato Project, una organización que rescata a perros de las calles de Puerto Rico.
Los tres perritos que se encontraban allí abandonados aparentaban tener la misma edad, pero uno de ellos, llamado Maximus, era más grande que los demás y no parecía ser hermano de esa camada porque no se asemejaba físicamente a ninguno.
«No sé si los abandonaron al mismo tiempo, o si se encontraron en el camino. Pero Maximus se comportaba como el hermano mayor y estaban muy compenetrados. Definitivamente, esto era una muestra de que se cuidaban mutuamente«, continuó contando Chrissy.
Lo preocupante era que Maximus necesitaba ayuda con urgencia. Chrissy lo vio moverse de un lado a otro y notó que algo pasaba con sus patas traseras.
«Se tambaleaba mucho, parecía un cangrejo moviéndose hacia los lados en vez de hacia delante. No puedo imaginar el dolor que este chico ha debido estar sintiendo».
Sin embargo, el chico no estaba abatido por el dolor porque estaba ocupado protegiendo a los otros cachorros.
Tanto ella como su equipo se apuraron en llevar a Maximus con todos los cachorros al veterinario. Cuando le hicieron los exámenes de Rayos X, se dieron cuenta de la gravedad de las heridas que tenía el hermano mayor.
Desafortunadamente, dos de sus patas estaban fracturadas, en una de ellas casi todos los huesos estaban destruidos.
«Lo peor era que su fémur estaba partido por la mitad».
Nadie sabe exactamente lo que le pasó a Maximus, pero Chrissy sospecha que lo atropelló un coche y esto le afectó directamente en las patas. Sin embargo, el veterinario era optimista en cuanto a la posibilidad de salvar sus extremidades. El equipo de rescate acordó ponerle yesos en las patas para que los huesos sanaran, además de eso le hicieron chequeos semanales. Después de cinco semanas pudo caminar nuevamente.
«En este momento pesa unos 15 kilos y está muy hermoso. Se ve realmente feliz. Su rehabilitación ha resultado un grato milagro para todos nosotros».
Desde que salió de la clínica veterinaria, Maximus ha estado viviendo en un orfanato de perritos, y pronto viajará a los Estados Unidos para reunirse con la que será su familia de ahora en adelante.
Este chico es muy afortunado de haber encontrado personas tan buenas, que estuvieron dispuestas a ayudarlo por encima de lo que sea. ¿Te gustaría colaborar para que esta organización siga haciendo esto con otros perros abandonados que necesitan atención? Aquí puedes hacer tu donación.
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