En varias ocasiones hemos comentado acerca del vínculo tan especial que se forma entre un ser humano y su mascota. Es por eso que, cuando perdemos de vista a nuestro ser querido peludo, ya sea can, felino, o cualquier otra especie por mucho tiempo, puede ser algo realmente duro y difícil de afrontar.
Sin embargo, hay muchas historias de reencuentros que prueban que el afecto de las mascotas hacia sus humanos, y de estos hacia ellas, supera cualquier obstáculo por grande que este sea.
Robert y su gato atigrado Chebon se volvieron inseparables desde que el minino asomó por primera vez sus bigotes al mundo. Desafortunadamente, un día el felino salió de la casa que compartía junto a Robert, y durante siete largos años nunca se volvió a saber de él.
“Dios, haré lo que sea, solo tráeme mi Chebon‘”, comentaba Robert angustiado.
Robert no puede contener la emoción al ver salir a su Chebon de la cajita
La pareja de amigos vivía en California, Estados Unidos, pero Robert tenía planes de mudarse al estado de Ohio, mismos que se vieron truncados cuando Chebon desapareció. No obstante, con el correr del tiempo, el hombre se mudó.
Pero Robert, a pesar de los años nunca perdió las esperanzas de reencontrarse algún día con su amado gatito hasta que, al fin, y como una especie de milagro inesperado, ese día llegó.
Gracias a una mujer que identificó al prófugo bigotón vagando por las calles, enfermo y marcado por siete años de buscarse la vida en los basureros de la ciudad, el animalito pudo ser llevado a recibir atención veterinaria urgente.
Por fortuna, el pequeño rescatado contaba con un microchip, lo que hizo mucho más sencilla la ubicación de su entrañable compañero humano de mil batallas.
Así, después de tanto vacío, extrañeza y dolor, una llamada le devolvió la alegría a este amante de los gatos al saber que el tan anhelado reencuentro con su mejor amigo, ya sería un hecho. El emocionado Robert, aún no podía creer la noticia que acababa de escuchar.
“Tenía miedo de que hubiera algún tipo de error”, comentó el hombre.
Inmediatamente tomó un vuelo desde su nuevo hogar en Ohio, rumbo a la soleada California para buscar a su amigo lo más rápido posible, y al abrir una pequeña cajita y ver salir de allí a su adorado Chebon.
Robert no pudo controlar la emoción y, entre lágrimas de felicidad tomó a su esponjosa bola de pelos perdida entre sus brazos, para ya nunca volver a separarse de ella.
Un reencuentro con un ser querido, ya sea humano o no, es una experiencia que difícilmente se puede olvidar. Es una vorágine de sensaciones que nos embarga al mismo tiempo, una mezcla de alegría, nostalgia y cariño, sentimientos que se traducen en un beso y un abrazo. Es algo sencillamente maravilloso y Robert y Chebon lo saben, no todos tienen ese privilegio.
Comparte esta hermosa historia de amor y de reencuentros con tus mejores amigos y seres queridos y demuestra tu afecto por los demás mientras vivas, recuerda que nadie sabe lo que tiene, hasta que lo ve perdido