Un festival de toros con siglos de antigüedad y al que normalmente asisten miles de personas es cancelado y no precisamente por los reclamos de grupos anti-taurinos. Se trata de las Ferias de San Fermín, celebradas en la ciudad norteña de Pamplona (España) y que anualmente reúne locales y turistas eufóricos que participan en los conocidos encierros.
Entre el 6 y 14 de julio de cada año, toros de india de media tonelada corren por las estrechas calles del centro históricos de Pamplona mientras son hostigados por las personas que los alientan a perseguirlos.
Frente al valor histórico que pueda tener la festividad, esta ha sido denunciada por grupos anti-taurinos que se oponen al uso de los animales en los espectáculos.
Por tales motivos, la noticia que ha dado la alcaldesa interina de Pamplona, Ana Elizalde, ha dado un suspiro a más de un activista.
“Como era de esperar, todo nos deja profundamente tristes. En este contexto no hay lugar para fuegos artificiales o corridas de toros. Se supone que debemos usar máscaras, mantener una distancia social, medidas que son incompatibles con lo que es San Fermín”, expresó.
Con más de 22.000 muertes, España lucha por estabilizar a los pacientes y bajar el número de infectados por coronavirus. Ante una realidad como está la suspensión ha sido más que necesaria, no obstante muchos consideran el asunto como una verdadera pena.
El abogado de colorado, Peter N. Milligan, planeaba regresar a Pamplona este año para celebrar las fiestas pero esto ya no será posible.
“Estaba esperando esto. Teniendo en cuenta las reglas de la estadía en el hogar, me imagino que la ciudad habría sido invadida si decidieran continuar. Parece una decisión muy inteligente”, expresó Peter, de 50 años.
Peter N. Milligan escribió un libro sobre sus experiencias en las fiestas a las cuales ha acudido de forma religiosa cada año.
La suspensión representa una gran pérdida económica debido a los ingresos que el turismo deja a la zona durante las fiestas. Sin embargo, muchos aplauden el hecho los toros de nidia que comúnmente participan en el evento se han podido liberar del estrés que representa esta actividad para ellos.
«Solamente por el miedo que sienten (los toros) al correr perseguidos, ya que a veces les pegan con palos o periódicos, ya de por sí es un sufrimiento psicológico. A veces se rompen las patas o los cuernos en las curvas», explicó Aïda Gascón, coordinadora de la organización Anima Naturalis.
La última vez que se suspendió este festival fue en 1997, después de que el grupo separatista vasco ETA acabara con la vida de un político local. Por ese motivo, la decisión que han tomado los organizadores cumple con una medida histórica pero bastante adaptada a la actual pandemia.
Aunque sea por una circunstancia bastante lamentable, al menos este años los toros tendrán un alivio y no serán expuestos a la ferocidad frenética de los corredores “valientes” que les alientan a perseguirlos, sólo por un poco de adrenalina en una mal llamada tradición.
Pese a la incomodidad que esta suspensión pueda causarle a muchos, para los toros es un alivio librarse de participar en las corridas, al menos por este año, comparte en tus redes esta noticia y muestra tu rechazo a este tipo de espectáculos.