En situaciones apremiantes en la que está en juego la vida de inocentes, la participación de los perros de rescate es fundamental, siendo de gran apoyo para los voluntarios y rescatistas durante la ejecución de sus labores.
Dos hermanos, de 10 y 6 años de edad respectivamente, se bañaban tranquilamente en las aguas de una playa cercana a Americans Bath, en Tirrenia, Pisa, Italia, a unos 25 metros de la orilla.
En algún momento, sin embargo, ambos comenzaron a sentirse vencidos y arrastrados por la corriente que cada vez cobraba mayor fuerza. De inmediato, el pánico comenzó a apoderarse de los pequeños que poco a poco se iban ahogando sin remedio.
Charlie y Simba posan orgullosos después del rescate
Por fortuna, la historia tuvo un final feliz gracias a Charlie, un Golden Retriever y su compañero Simba, un labrador de color chocolate, quienes acudieron a la escena de la mano de sus entrenadores, Sandra, Aldo y Tiziana, pertenecientes a la Escuela Italiana de Perros de Rescate (SICS).
Charlie, que tiene un año y medio, y Simba, de tres años, los vieron desde lejos pidiendo auxilio y, sin dudarlo nadaron al rescate de los menores. Gracias a su agilidad pudieron alcanzar a los infantes y ponerlos a salvo, en compañía de sus cuidadores.
La hazaña de Charlie y Simba fue elogiada por los testigos del valeroso rescate y, sobre todo, por las lágrimas de agradecimiento derramadas por los asustados padres de ambas criaturas.
Todos juntos, humanos y cuadrúpedos forman parte de una de las 104 unidades de perros voluntarios, de las cuales unas 60 se encuentran operativas.
“Para nosotros ‘operativo’ significa que el cuidador de perros es un salvavidas calificado por la Sociedad Nacional de Salvación. Nuestro negocio se integra con el de los socorristas profesionales, ayudamos los sábados y domingos para ofrecer un apoyo extra”, explica Salvo Gennaro, presidente de la sección toscana de rescate.
Y es que las unidades caninas de rescate son de gran importancia, sobre todo cuando hay niños en riesgo, ya que contribuyen a aliviar el temor de los pequeños en esos momentos de gran angustia.
“Entrenamos a nuestros operadores a restar importancia, para evitar que los niños, ya asustados, entren más en pánico, arriesgándose así aún más. Les dicen: ‘Vamos, quédate con el perro, así volvemos todos juntos a la orilla´”, explicó Gennaro.
Estas unidades se encuentran activas en la región de la Toscana durante los fines de semana, desde las 10 de la mañana hasta las 6 de la tarde. Cada guarnición consta de dos unidades de perros que cumplen con labores que van, desde ayudar a los heridos por picadas de medusa, hasta a padres cuyos hijos se extravían.
En esto, así como en el agua, los socorristas orejudos suelen resultar decisivos, gracias al entrenamiento recibido; ayudan a romper el hielo, al permitir a los socorristas entablar conversaciones tranquilizadoras que permitan hacer más fácil el rescate del o los afectados.
Comparte esta historia con tus amigos y familiares, una vez más protagonizada por estos animales maravillosos que nos vuelven a dar una lección de nobleza y valentía.