El sur de Israel tiene una población de lobos que deambulan felices por las praderas y el campo.
Se trata del pequeño lobo árabe, una especie amenazada del Oriente Medio.
La disminución en sus números se debe a su adquirido gusto por consumir ganado vacuno de las granjas que se han establecido en su territorio.
Tan solo quedan alrededor de 100 a 150 especímenes de esta especie en el desierto de Negev Desert.
Desafortunadamente, el hecho de que estén amenazados no significa que automáticamente reciben la protección que necesitan.
Así fue como el tímido y muy salvaje lobito llamado Oliel terminó en el veterinario; una mujer encontró a Oliel a un lado del camino.
El pobre cojeaba y se encontraba en un estado frenético, había sido atropellado por un automóvil.
Tenía heridas internas y hemorragias y le habían fracturado las cuatro patas. La señora valiente se tomó a la tarea de capturarlo a pesar de su estado y lo llevó al hospital veterinario para vida silvestre en Tel Aviv.
Ellos lo trataron de inmediato y afortunadamente pudieron salvar su vida, el pobre Oliel tenía las horas contadas; si la señora no lo hubiera rescatado no hubiera podido sobrevivir.
El Hospital Israelí para la vida Silvestre se especializa en tratar y rehabilitar vida silvestre en peligro como Oliel.
Las patas de Oliel fueron reparadas y operadas para poder corregir las fracturas.
Después de más de 4 meses, por fin Oliel se recuperó por completo. Durante todo el proceso el siempre se mantuvo muy desconfiado de los humanos a su alrededor.
Afortunadamente, esa era la intención por parte de su equipo médico, puesto que ellos anhelaban que Oliel pudiera ser liberado otra vez a la vida silvestre.
Al final de su proceso de rehabilitación, llevaron a Oliel a una colina en una jaula y lo liberaron.
El viaje en el camión lo dejó muy confundido, al principio él se acurrucó en su jaula aterrorizado de lo que sucedía.
No sabía si era seguro salir o si podría hacerlo.
Poco a poco él se dió cuenta que era libre de irse, si quería.
Apenas se dio cuenta de que estaba a salvo, saltó de la jaula y corrió a través de la pradera.
Esperemos que se mantenga alejado de los vehículos de ahora en adelante. ¡Buena suerte, lobito!
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